A mediados de la década del 80, Gabriel Valdés creía que a través de la movilización social se lograría la renuncia de Augusto Pinochet y el retorno a la democracia. Edgardo Boeninger -quien en ese momento trabajaba con él en el Centro de Estudios del Desarrollo (CED)- escribió un documento que tenía como eje estratégico lo contrario: decía que las protestas posteriores a 1982 estaban agotadas y que la manera de terminar con el régimen militar era seguir la vía electoral.
Ese episodio marcó el distanciamiento entre el recién fallecido ex secretario general de la Presidencia de Patricio Aylwin y el ex canciller de Eduardo Frei Montalva, que esta mañana asistió a la iglesia del colegio San Ignacio para participar de la ceremonia fúnebre de Boeninger.
"Soy su amigo de toda la vida y hubo diferencias políticas ahora en el último tiempo, pero trabajamos juntos, él fue miembro de la directiva que yo formé de la alianza democrática", dijo tras finalizar la ceremonia a la que asistieron los principales dirigentes de la Concertación y la Alianza.
"Fue un tipo muy inteligente, siempre buscaba el término medio, era un acomodador, entre derecha e izquierda, un hombre muy independiente que no seguía más instrucciones que las de su cabeza", sostuvo, recordando el rol de Boeninger como articulador de acuerdos durante el período de la transición democrática.
Antes de retirarse, Valdés señaló que Boeninger fue un hombre "muy honorable, muy fino y muy caballero. Era un hombre que no tenía sentimientos comprometidos. Yo era muy apasionado y él era más racional".