Cuando Zunilda, la mujer que desde hace 12 años trabaja en la casa de Gabriel Valdés, entró ayer, a las 8 horas, a la pieza del "Conde", lo vio respirando mal y con el semblante perdido. No alcanzó a despertar a Silvia, la esposa del ex senador que dormía en otro cuarto del departamento que compartían en calle Málaga, en Las Condes.
Pasaron sólo momentos cuando producto de un paro respiratorio, con 92 años cumplidos el 3 de julio, uno de los fundadores de la Falange Nacional dejó de existir. "Se fue en paz", dijo su yerno Jorge Andrés Richards. "Se fue como él quería", aseguró Milena Tomicic, su nieta.
El fin de semana anterior, Valdés sufrió un debilitamiento fruto del enfisema pulmonar que le dejó haber fumado hasta pasados los 80 años. "La última vez que lo vi fue el sábado, y lo vi mal", dijo ayer el ex embajador Máximo Pacheco.
Su hijo Juan Gabriel, ex ministro de RR.EE. de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, esperó que se recuperara y postergó de lunes para martes un viaje rumbo a Washington. Ya el lunes, su papá había despertado mejor y no parecía que empeorara hasta su regreso.
Sin embargo, en una escala en Texas, ayer en la mañana, recibió la noticia de que había fallecido en su casa.
Fue el 20 de junio que este político clave en el retorno a la democracia, ex canciller de Frei Montalva, timonel DC, presidente del Senado y adversario político de Patricio Aylwin pisó por última vez un centro asistencial.
No le gustaba internarse, por lo que tras su salida de la Clínica Alemana, su familia le contrató un equipo de médicos y lo dejó pasar sus últimos dos meses como él quería: junto a su esposa, su hija María Gracia y su perro, "Benja", y admitiendo pocas visitas. Sólo de algunos amigos como Hernán Felipe Errázuriz, Pablo Cabrera, Sebastian Vidal, Ramon Huidobro y Mariano Fontecilla, con quienes hablaba de politica internacional.
Uno de los primeros llamados que hizo ayer su familia fue a José Miguel Puccio, médico de cabecera y quien certificó la muerte.
Según sus familiares, Valdés estuvo consciente hasta el último minuto, pese a que se fue "apagando" de a poco. En los últimos días, le afectó enterarse del accidente en Juan Fernández.
Uno de los primeros llamados a su celular que recibió ayer su yerno -luego de informar por Twitter que su suegro había fallecido- fue del Presidente Sebastián Piñera, para avisarle que iría a entregar sus condolencias. "Fue un hombre valiente, que alzó la voz cuando muchos otros callaban", diría Piñera más tarde en La Moneda, junto con recordar la amistad que tuvieron él y su padre, José, con el líder DC.
La noticia provocó inmediatas reacciones. El gobierno decretó dos días de duelo oficial y el Senado dedicó un minuto de silencio junto a un libro de condolencias.
Durante la mañana de ayer fueron llegando a la residencia en Las Condes varias figuras DC y de la Concertación. Todos coincidían en que Valdés habría sido un "gran" Presidente de la República.
Sus familiares reconocen que esa fue una de sus frustraciones, tal como no haber hecho más gestiones ante el Vaticano para que Francisco, su hermano sacerdote muerto en 1982, completara su proceso de canonización.
Hoy, Valdés será velado en la Catedral de Santiago y mañana, a las 11, será su misa fúnebre, oficiada por el cardenal Ricardo Ezzati.