El 5 de agosto agosto, en medio del asedio de las fuerzas rebeldes y la OTAN sobre Trípoli, el ex líder libio Muammar Gaddafi envió una carta al premier italiano, Silvio Berlusconi, para pedirle "detener los bombardeos que mataron a nuestros hermanos libios y a nuestros niños". Eso es lo que se lee en la misiva publicada en las últimas horas en la página web del semanario francés Paris-Match.
"Querido Silvio (...) Me quedé sorprendido por la actitud de un amigo con el cual concluí un tratado de amistad favorable a nuestros dos pueblos. Esperaba que de tu parte te interesasen al menos los hechos y que intentaras una mediación antes de dar tu apoyo a esta guerra", sostiene la misiva.
La carta fue entregada el 7 de agosto en el Palacio Chigi por Alessandro Londero y su esposa Yvonne di Vito, representantes de Hostessweb, una agencia de azafatas italianas. Londero y di Vito, habían viajado previamente a Trípoli y según la publicación eran amigos personales de Gaddafi. La mujer describía al ex dictador como un hombre simple, apegado a sus raíces beudinas, que quería hacernos descubrir su cultura y su país y nos trataba con gran respeto".
"No te culpo por aquello de lo que no eres responsable, porque sé bien que no eras favorable a esta acción nefasta, que no te hace honor a ti ni al pueblo italiano", añadió el coronel en su carta.
"Pero creo que tu todavía tienes la posibilidad de hacer dar marcha atrás y da hacer prevalecer los intereses de nuestros pueblos", agregó la misiva.
El rais invitaba al premier italiano a hablar con sus aliados occidentales para detener los bombardeos. "Puede ser cierto que yo y mi pueblo estemos dispuestos a olvidar y dar vuelta la página negra de las relaciones privilegiadas que ligan al pueblo libio con el pueblo italiano. Deten estos bombardeos que matan a nuestros hermanos libios y a nuestros niños", pidió.
"Habla con tus amigos y aliados a fin de que cesen estas agresiones contra mi país. Espero que Dios omnipotente te guíe sobre el camino de la justicia", concluyó Gaddafi, considerando probablemente a Berlusconi como el último interlocutor posible en el campo occidental visto la amistad de los dos.