Fue un partidazo. De lo mejor que ha exhibido la Eurocopa hasta la fecha, junto con el empate 3-3 de Hungría con Portugal. Gales y Bélgica buscaban al segundo semifinalista de la Eurocopa, y contra muchos de los pronósticos, fueron los galeses quienes siguen en competencia. Vencieron por 3-1.
El Gales de Gareth Bale, un equipo muy físico, ante la Bélgica de Eden Hazard, cuya actuación ante los húngaros, en octavos de final, fue de lo mejor en cuanto a lo individual. Los Diablos Rojos salieron a la cancha del Pierre Mauroy, de Lille, y bajo la lluvia, con una defensa nueva, debido a las bajas de Jan Verthonghen y de Thomas Vermaelen (no está demás recordar que Vinceny Kompany no fue citado por lesión).
Comenzaron mejor. A los 7', se pudieron poner arriba en el marcador, pero Carrasco, Meunier y Hazard fallaron dentro del área. En los 13', Radja Nainggolan saca un remate de otro partido y se cuela arriba del arco de Hennessey (13'). El cuadro de Marc Wilmots se ponía en ventaja y parecía se era una jornada feliz.
Más aún, en 16 minutos de juego, Gales ya tenía dos amonestados. Su defensa, que durante el torneo se había visto sólida, estaba feble ante la velocidad belga. Sin embargo, el partido poco a poco fue cambiando. Con el paso de los minutos, los de Chris Coleman copaban mejor la cancha, y la libertad de Bale dentro del campo brindaba mejor ataque.
En los 31', y luego de un tiro de esquina, el capitán Ashley Williams cabecea y empata. Supera al lateral izquierdo belga, Jordan Lukaku, hermano de Romelu, quien tuvo un flojo partido.
El complemento lo comenzó mejor Bélgica, pero Gales es el dueño de las sorpresas, y consigue ponerse en ventaja con una jugada notable. Ramsey cede a Hal Robson-Kanu, quien con un enganche se saca a tres jugadores y define de frente a Courtois (55'). Un golazo. Luego, y como se esperaba, Bélgica agrupó mucha gente arriba, con el rubio Fellaini de delantero, mientras los británicos se agrupaban protegiendo su arco. Todos.
De todas formas, por si quedaba alguna duda de su condición de semifinalista, a cinco minutos del final, Sam Vokes anota de cabeza, tras centro de Gunter. El sueño sigue más vivo que nunca para los galeses, que ahora serán rivales de Portugal, buscando la final. El duelo será el próximo miércoles, en Lyon. Eso sí, tendrán que afrontar el cotejo sin Aaron Ramsey, suspendido por amarillas.