La fotógrafa alemana y ganadora del Pulitzer en 2005, Anja Niedringhaus, murió hoy en una balacera ocurrida en el este de Afganistán, en un incidente en el que también fue herida grave la reportera canadiense Kathy Gannon, esto a pocas horas del inicio de las elecciones en este país. El ataque contra las comunicadoras, ambas pertenecientes a la agencia de noticias estadounidense AP, ocurrió cuando cubrían información preelectoral en el distrito de Tanai, en la provincia de Khost, en la frontera con Pakistán.

Las víctimas fueron atacadas cuando se encontraban fuera de su vehículo y cerca de una estación de Policía, relató a Efe el jefe provincial de Policía, Faizulá Gairat, quien añadió que Gannon fue llevada al hospital provincial y que su estado es crítico. 

El ataque fue perpetrado por un hombre con uniforme policial que estaba integrado en la comitiva que protegía a las reporteras y a las autoridades electorales que recorrían la zona, según fuentes policiales. El agresor fue inmediatamente detenido y llevado a las dependencias policiales para ser interrogado por las fuerzas de seguridad.

El portavoz de los talibanes, Zabiulá Muyahid, negó poco después del ataque cualquier vinculación de su grupo con el incidente, según la cadena local Arezo.

Anja Niedringhaus, de 48 años, trabajaba desde hace una década con AP, y antes había trabajado durante 12 años con la European Pressphoto Agency, para la que cubrió los diversos conflictos balcánicos y la caída de los talibanes en Afganistán. Por su parte, Kathy Gannon, de 60 años, es una de las reporteras más veteranas en esta zona, a la que llegó a mediados de los años 80 para cubrir la lucha de los muyahidines afganos contra el Ejército soviético.  Profunda conocedora de la realidad local, Gannon es ahora corresponsal especial de la agencia estadounidense para Pakistán y Afganistán.

La violencia contra los extranjeros se ha disparado en los últimos meses y se ha acentuado aún más en vísperas de las elecciones que se celebran mañana en el país centroasiático bajo la amenaza de la violencia talibán.

En el último mes ya han fallecido en Afganistán tres periodistas de medios extranjeros.

El periodista afgano Sardar Ahmad, de la agencia francesa AFP, murió hace dos semanas junto a su mujer y dos de sus tres hijos en un atentado contra el hotel Serena de la capital afgana en el que fallecieron en total 13 personas. Pocos días antes, el 11 de marzo, el veterano periodista sueco Nils Horner fue asesinado a tiros en el centro de Kabul mientras realizaba entrevistas.

A pesar de que el riesgo de ataques contra extranjeros está presente en Afganistán desde hace décadas, en el último año se han incrementado los secuestros y ataques contra ellos, lo cual ha llevado al éxodo de muchos expatriados residentes en el país. Incluso Kabul, que hasta hace dos años ofrecía un cierto margen de seguridad para la vida cotidiana de los numerosos extranjeros residentes en la capital, se ha vuelto un territorio muy hostil y la menguante colonia foránea vive ahora prácticamente enclaustrada.

Uno incidente que supuso un punto de inflexión fue el ataque suicida el pasado enero contra un restaurante libanés muy frecuentado por extranjeros y en el que murieron 21 personas, entre ellas 13 extranjeros. Tras aquel atentado, se han sucedido en Kabul otros incidentes como la incursión talibán en el hotel Serena y el ataque la semana pasada contra el hostal de una ONG estadounidense en la que murieron siete personas, entre ellas una niña de diez años.