Mañana Alan García tenía previsto reunirse con Michelle Bachelet, en Singapur, donde ambos participan en la cumbre del Apec. Ayer, sin embargo, el mandatario peruano decidió adelantar en 24 horas su regreso a Lima y cancelar el encuentro previsto con su par chilena.
Al mismo tiempo, García llamó a consulta a su embajador de Perú en Santiago, Carlos Pareja. "He sido informado que en los próximos días deberé viajar a Lima en consulta por el tema del espionaje", dijo el diplomático anoche a La Tercera.
El embajador hacía alusión al supuesto caso de traspaso de información a Chile de parte de un suboficial de la Fuerza Aérea peruana. Sin embargo, según analistas diplomáticos peruanos y chilenos, el trasfondo de la molestia de Lima es otro: la autorización del Pentágono para vender un paquete de armas a Chile, incluyendo nuevos misiles para los F-16, lo que fue confirmado el jueves por el Ministerio de Defensa chileno.
Fue ese anuncio el que detonó la molestia del gobierno peruano y terminó escalando la tensión y convirtiéndose en la peor crisis entre ambos países en el último tiempo.
La noticia sobre la compra de los misiles se conocía a menos de una semana de la visita a Chile de la ministra de Producción de Perú, Mercedes Araoz. La emisaria de García llegaría el próximo miércoles, con el fin de plantearle a Bachelet un protocolo de paz para frenar el armamentismo. Ese encuentro también fue suspendida ayer en otra señal de malestar de Perú.
PRESUNTO ESPIONAJE
Según informó la prensa limeña el jueves, el suboficial de la Fuerza Aérea de ese país Víctor Ariza Mendoza habría brindado información clasificada a Chile. Este episodio, que fue confirmado ayer por el canciller peruano, José García Belaunde, terminó por reforzar la ofensiva contra Chile.
"Sí se trata de un caso de espionaje (...) un trágico, lamentable y repudiable caso de espionaje", dijo el ministro, junto con agregar que ya está en manos de la justicia. Desde Singapur, donde acompaña a García, el ministro no dudó en calificar el episodio como "un acto ofensivo obviamente de parte del gobierno chileno" al haber estado "sufragando las actividades de espionaje en el Perú".
ANÁLISIS EN CANCILLERÍA
En el gobierno chileno optaron ayer por la cautela. Primero, el canciller Mariano Fernández se limitó a decir que "no tenemos ninguna información oficial de ningún origen, son temas delicados, por lo tanto el gobierno chileno ni aquí en Singapur ni en Santiago va a ser ningún comentario sobre esta materia". Más tarde y tras comunicarse telefónicamente con García Belaunde, el ministro agregó: "Chile no hace espionaje".
Durante la jornada, el gobierno peruano había esperado, sin resultado, una señal desde Chile desvinculándose del caso de espionaje denunciado.
La delegación chilena en Singapur, en todo caso, sólo se enteró de la suspensión de la cita Bachelet-García, a través de México, país que también integraría el encuentro.
Por su parte, Bachelet reiteró que Chile no está en una carrera armamentista. "No nos hemos armado para un fin bélico", dijo.
En Cancillería, el análisis apunta que detrás del discurso peruano -que se centra en el episodio del supuesto espionaje- está el malestar por la revelación de la compra de los misiles.
De hecho, el comandante en jefe de la Fach, Ricardo Ortega, manifestó su extrañeza por la coincidencia del caso de espionaje con la información sobre los misiles. "Uno puede percibir que las noticias siempre coinciden con algo. A estas alturas del partido, creo poco en las casualidades" .