Y vaya que Gary sabe de eso. Porque sufrió bastante para llegar a donde está hoy.
Es exactamente por eso que es considerado uno de los pilares fundamentales de la generación dorada de la Selección. Por eso la hinchada lo quiere, por eso la prensa lo sigue. Porque es fiel y leal como un perro. Porque tiene el carácter y aguante de un pitbull. De estatura mediana, pero con una fuerza y resistencia desmedida. Quedó demostrado cuando la imagen del 17 de la Roja dio la vuelta al mundo mientras era atendido por el cuerpo técnico para poder continuar luchando por el paso a los cuartos de final en el Mundial de Brasil, ante los dueños de casa.
Un desgarro miofascial de 8 milímetros. Aquella hazaña duró hasta el minuto 107 del alargue y lo obligó a dejar la cancha en una camilla, entre lágrimas.
La hinchada sufrió el desgarro de Medel como si fuera propia. Como si los 17 millones hubiéramos salido de la cancha con él. Era tristeza, pero una diferente. Era ese llanto acompañado de un sentimiento de orgullo por haberlo dejado todo, de orgullo por ver a un chileno dando el ejemplo de lo que es dejar literalmente todo en la cancha, y a la vista y presencia del mundo entero.
Comenzó hace exactamente diez años atrás, pero en las canchas de La Palmilla de Conchalí. En los tiempos donde el defensor nacional recorría dos horas y media, de ida y de vuelta, arriba de la micro 327 que cruzaba Santiago para separar los dos mundos paralelos en los que Gary creció.
Mucha veces su carácter fuerte y salvaje le ha jugado una mala pasada. Cuatro expulsiones por pelearse en cancha, dos mientras ejercía como capitán. Decisiones que incluso han llevado a Chile a perder partidos. El primero fue en las semifinales del mundial Sub 20 de Canadá 2007. El último fue ante el amistoso ante Rumania, previo al inicio de la Copa Confederaciones.
Es como el conocido "párate, conchetumadre" y la forma de sobrevivir a todo. Nada lo para. Abundan los videos de Medel encarando a todo rival que se engrife delante de él. La imagen que ahora es comentada por las redes sociales es la del desempeño del pitbull en el partido donde la Roja eliminó a la selección del astro del Real Madrid, Cristiano Ronaldo. Medel siempre fue un jugador pequeño, pero en la cancha no se nota. La imagen del jugador de 1.70 metros, saltando a la misma altura que CR7, de 1,85, en pleno combate aéreo por el balón, solo suman elogios para el chileno.
Son diez años y exactos 103 partidos defendiendo a la selección nacional. El cuarto de la lista roja con más partidos jugados, 104 si incorporamos la final con Alemania.
A Gary se le quiere tal cual. Varios son los personajes del mundo del fútbol que dicen que si no tuviera el carácter que tiene, simplemente no existiría tal nivel de jugador.
Él no tiene miedo, pero sí cuida lo que tiene, porque sabe desde muy pequeño que las cosas cuestan, que cuando se camina en una cuerda floja, esta puede ceder. Él no cede. Al igual que sus compañeros y el ejemplo de la generación dorada: no detenerse hasta ganar el objetivo. Hasta luchar las diez veces que describe Alexis, sólo por ser chilenos.