Gas para fabricar televisores provoca emisiones de efecto invernadero
Investigadores aseguran que el compuesto sería 17 mil veces más potente para el calentamiento global que el dióxido de carbono.

Un gas utilizado para la construcción de televisiones de pantalla plana provoca fuertes emisiones de efecto invernadero, al menos cuatro veces más potente de lo que se estimaba.
Según investigadores, el triflourido de nitrógeno sería 17.000 veces más potente para el efecto invernadero que el dióxido de carbono.
Según un estudio realizado por investigadores de la Institución Scripps de Oceanografía de la Universidad de San Diego en Estados Unidos, un gas utilizado en la construcción de televisiones de pantalla plana, microcircuitos, monitores o paneles solares, provoca fuertes emisiones de efecto invernadero.
El descubrimiento fue realizado gracias a la utilización de nuevas técnicas de análisis, que permiten medir la cantidad de gas en la atmósfera, algo que antes era imposible.
De esa manera, el equipo dirigido por el profesor de geoquímica del Scripps, Ray Weiss, pudo realizar las primeras mediciones de trifluorido de nitrógeno. "Medir con precisión pequeñas cantidades de trifluorido de nitrógeno siempre ha sido un difícil reto experimental, y estamos muy contentos de haberlo logrado", explicó Weiss en un artículo de la publicación "Geophysical Research Letters".
AUMENTO DEL GAS
Los especialistas estimaban que en el año 2006 la cantidad de este gas en la atmósfera era de 1.200 toneladas métricas, pero luego de los datos obtenidos, se demostró que las medidas reales eran 4.200 toneladas métricas.
Esa cantidad aumentaría en el año 2008 hasta las 5.400 toneladas métricas, lo que representa un aumento anual del 11%.
Anteriormente se creía que este tipo de gases no eran tóxicos, por lo que su control no fue regulado en el Protocolo de Kyoto de 1997, cuando se intentó limitar la emisión de gases de efecto invernadero. Por eso, ahora los investigadores solicitan que el gas sea incluido en la lista de gases de efecto invernaderos regulados por Kyoto.
Durante la investigación, el equipo de Scripps estudió muestras de aire recogidas durante los últimos 30 años y para ello contó con la colaboración de la Nasa y la fundación Global Atmospheric Gases Experiment (Agage), una red de estaciones terrestres que fue creada en la década de los 70 ante la creciente preocupación internacional sobre los efectos de los productos químicos en la capa de ozono.
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