Un general del Ejército de Colombia que permaneció dos semanas en poder de la guerrilla de las Farc y cuya captura provocó la peor crisis en la negociación de paz con el Gobierno, solicitó el lunes su retiro del servicio activo al admitir que cometió un error que permitió su retención por parte de los insurgentes.

El general Rubén Darío Alzate, comandante de una unidad especializada en la lucha contrainsurgente, cayó en poder de rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) con dos acompañantes a mediados de noviembre cuando sin escoltas y sin uniformes viajó en una lancha por un río hasta un caserío del departamento del Chocó.

"Por mi honor militar, como primera virtud del soldado que he respetado sirviendo por más de 33 años de entrega y desprendimiento a nuestra patria, y por el amor y respeto a nuestra institución militar que por este hecho se ha visto afectada, he solicitado al Gobierno Nacional mi retiro del servicio activo", dijo el general al leer una declaración, acompañado de su esposa y sus hijos.

El oficial reveló que durante los 14 días en poder de la guerrilla fue esposado, amarrado, obligado a caminar largas jornadas en medio de la selva y amenazado de muerte.

Alzate, quien se convirtió en el oficial de mayor rango capturado por la guerrilla en más de 50 años de conflicto, fue liberado el domingo con un suboficial y una abogada en una zona selvática de Colombia, en donde la guerrilla los entregó a una misión humanitaria conformada por representantes de Cuba, Noruega y el Comité Internacional de la Cruz Roja.

Horas después de la captura del general, calificada por el Gobierno como un secuestro, el presidente Juan Manuel Santos suspendió la negociación de paz que en dos años ha dado más frutos que todos los esfuerzos anteriores para poner fin al conflicto de medio siglo que ha dejado más de 200.000 muertos y millones de desplazados.

SIGUE NEGOCIACIÓN

El mandatario condicionó la continuidad del diálogo de paz a la liberación de Alzate, sus dos acompañantes y otros dos soldados capturados por las Farc en un incidente separado.

La liberación de Alzate y los demás rehenes abrió el camino para restablecer la negociación. Justo el lunes una parte del equipo de negociadores del Gobierno viajó a La Habana para reunirse con la guerrilla y buscar acuerdos que permitan reducir la intensidad del conflicto.

"La superación de este obstáculo debe ser un motivo no sólo para retomar las conversaciones sino para buscar su pronta terminación", dijo el jefe del equipo negociador del Gobierno, Humberto de la Calle.

Pero las Farc dijeron que se debe reconstruir la confianza que se rompió con la decisión de Santos de suspender el diálogo por las capturas y pidieron rediseñar las reglas de juego del diálogo para evitar interrupciones futuras como consecuencia del conflicto.

Pese a la negociación, las Fuerzas Militares y la guerrilla siguen combatiendo sin tregua en montañas y selvas en donde son frecuentes los bombardeos, los combates y los ataques.

Santos se niega a firmar un cese bilateral del fuego, como lo proponen las Farc, con el argumento de que el grupo rebelde podría utilizarlo para sacar ventaja militar y prolongar indefinidamente el diálogo.

En la negociación las partes han logrado acuerdos parciales sobre acceso a la tierra a los campesinos pobres, sobre garantías para que la guerrilla se transforme en un movimiento político sin armas y para combatir el narcotráfico.

Todavía quedan pendientes complejos temas como la compensación a las víctimas, el fin el conflicto y la aprobación de los colombianos de los acuerdos.