La Escuela de Carabineros del general Carlos Ibáñez del Campo, en Providencia, fue el lugar que escogió el general director de Carabineros, Bruno Villalobos, para que se concretara hace dos meses atrás el interrogatorio al que fue sometido por parte del ministro en visita Mario Carroza en el marco de la investigación por la muerte del estudiante de la FECh Patricio Manzano, ocurrida en febrero de 1985 en medio de trabajos voluntarios que realizaban alumnos de diversas ramas de la Universidad de Chile en esa época.
La causa se había sobreseído, sin embargo, la Quinta Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, en 2015, ordenó al juez Carroza realizar una serie de diligencias tendientes a establecer la participación de organismos de inteligencia en eventuales apremios ilegítimos que terminaron con la vida del estudiante de ingeniería.
La Brigada de Derechos Humanos de la PDI que trabaja con el ministro en visita, recabó entonces información sobre quiénes fueron los uniformados que participaron de la detención de los alumnos de la FECh durante la mañana del 8 de febrero de ese año en Los Andes, lugar hasta donde se habían trasladado los estudiantes.
En el listado, recabado por los policías, aparecía el nombre del actual general director de Carabineros quien en esa época integraba, a sus 25 años, una rama de las Fuerzas Especiales que habían sido enviadas desde Santiago para trasladar a los alumnos detenidos en San Felipe, Lo Calvo, Patagual y Los Andes.
Fue por ser hoy la máxima autoridad de la institución uniformada que Villalobos -tras la citación de Carroza- fijó como lugar para desarrollar la diligencia la Escuela de Carabineros. Según conocedores del testimonio, el alto oficial habría reconocido haber estado en Los Andes, sin embargo, dijo haber estado fuera del recinto donde los estudiantes acusan haber sido víctimas de tortura por parte de personal de la CNI y de los carabineros que los custodiaban. Por tal motivo, declaró no haber presenciado ninguno de los vejámenes denunciados.
Patricio Manzano es llamado el primer mártir de la FECh y en la investigación de su muerte, la defensa ha apuntado a la responsabilidad de las autoridades de Interior de la época, solicitando en reiteradas ocasiones al juez Carroza que interrogue al ex ministro Sergio Onofre Jarpa y su ex subsecretario Alberto Cardemil.
Según recuerdan sus compañeros en el libro "Sueños de Victoria" de la escritora Marcela Campos, el estudiante habría muerto tras una crisis respiratoria que terminó en un paro cardíaco, en el marco de las detenciones ordenadas por Interior a los voluntarios que se encontraban en Los Andes y fueron trasladados hasta la Primera Comisaría de Santiago por Fuerzas Especiales.