Para el general director de Carabineros, Gustavo González, el 2013 será recordado como un año "bastante complejo". A los cambios de protocolos que ordenó para el control del orden público (que significó retirar 20 pistolas de pintura) y la intervención de la Unidad Antidrogas de Arica por supuesta corrupción policial, se suma un asunto que mantiene en estado de alerta a la institución: la creciente violencia en la llamada zona roja del conflicto mapuche y la invocación de la Ley Antiterrorista. Estos incidentes han continuado esta semana, dado que en la madrugada del martes quemaron un helicóptero. El general González se refirió al conflicto en la zona roja de la IX Región.
¿Cómo se afrontarán fechas emblemáticas en La Araucanía, como son el aniversario de la muerte de Matías Catrileo y de la familia Luchsinger?
Estas son fechas que a nosotros nos hacen acomodar nuestros servicios policiales, hacer algunos ajustes. Y ese trabajo lo empezamos a hacer, dadas también las condiciones que se han presentado estos últimos días, con varios atentados que consideramos de importancia. Doce, al menos, ocurridos en un período de tiempo corto. De manera tal que tuvimos la necesidad de aumentar nuestra dotación y también incrementar los medios logísticos, como un helicóptero más, el avión vigía y otros medios tecnológicos.
¿Carabineros sabe quiénes están detrás de esos atentados?
Hay un grupo de personas violentas que pertenecen a determinadas comunidades. En general, las más de 2.800 comunidades que hay en La Araucanía no tienen mayor conflicto ni con el Estado ni con nosotros como Carabineros. Por el contrario, estamos haciendo un trabajo enorme de ayuda y solidaridad que tenemos con toda la gente y en especial, con las comunidades mapuches.
¿Qué ha incidido en que no puedan anticiparse a los ataques?
Estos grupos tienen armamento y un grado de coordinación que no nos cabe duda que existe (...). Sus atentados se realizan debidamente planificados, se hacen en horarios nocturnos que son difíciles de detectar por nosotros, aun cuando tengamos una gran cantidad de carabineros. Los desplazamientos no los hacen por caminos públicos ni privados, los hacen sencillamente por potreros. Entonces, se hace cada vez más difícil el control de personas, sobre todo en la noche.
Los atentados han escalado el último tiempo. ¿Hay preocupación de que pueda haber policías muertos o gravemente heridos en la zona?
Sí, por supuesto, en todo momento. Y los carabineros que están operando en la zona, claro que tienen bastante preocupación respecto del trabajo y el riesgo que están asumiendo las 24 horas, tanto el personal que está apostado en las medidas de protección (a víctimas), como en el despliegue operativo dispuesto.
Las medidas de protección restan a carabineros de las labores preventivas. ¿Cómo se puede solucionar ese punto?
Está la necesidad de que haya una cierta coordinación entre las medidas de protección permanentes y aquellas que son de vigilancia territorial, que se hacen con un despliegue operativo que está completo en toda la región. Entonces, ahí hay una especie de coordinación que hay que hacer y un trabajo que estamos realizando con las fiscalías. Pero tenemos que cumplir las instrucciones del Ministerio Público y de los tribunales de garantía respecto de las medidas de protección.
¿Qué ocurrió con el contingente que se envió a la zona para reforzar la prevención?
Se envió gente, una gran cantidad de personal trasladado a la zona y también personal que fue en calidad de agregado y que se mantiene hasta el día de hoy. El sector de Ercilla y Pidima, en su 90%, es personal que está agregado. Completamos prácticamente un año con personal agregado desde Santiago, personal de FF.EE. con habilidades especiales para estar y operar en el sector.