George A. Romero: fallece el maestro de los muertos vivientes
El director murió la tarde de ayer a los 77 años producto de un cáncer al pulmón. Inventó la caracterización moderna de los zombies en el mundo del entretenimiento.
Antes de que se tomaran la televisión con The walking dead; los videojuegos con Resident evil, las fiestas de Halloween, convenciones de fanáticos y cualquier otro aspecto de la cultura popular, los zombies se tomaron el cine. Y no existirían los zombies sin George A. Romero. Por lo menos, no el concepto actual de la criatura. Cuando Romero estrenó su primera película como director, La noche de los muertos vivientes (1968), no era la primera vez que un ser sobrenatural similar era el villano principal de una historia en la pantalla grande; tampoco la primera vez que el término zombie era utilizado -de hecho, ni si quiera es nombrado como tal en la película-. Pero sí era la primera vez que los seres se presentaban como un cadáver reanimado en búsqueda de cualquier órgano de un ser viviente para canibalizar.
La tarde de ayer, casi 50 años después de que su nombre quedara inmortalizado en la historia del cine gracias a su primera cinta, Romero falleció a los 77 años, luego de una "corta pero dura batalla con un cáncer de pulmón", según anunció su familia en un comunicado.
El legado del director no sólo se encuentra en cualquier película, serie o trabajo de ficción que utilice a la criatura que ayudó a definir y popularizar, sino también en un aspecto fundamental en el éxito que el género de terror sigue manteniendo en el cine: el presupuesto. La noche de los muertos vivientes costó apenas 114 mil dólares para realizarse; hecho que transformó los cerca de US$ 20 millones que recaudó en todo el mundo, además de los ingresos que siguió recibiendo con los años, en todo un hito cinematográfico. La utilización de presupuestos reducidos que invitaron a aprovechar la creatividad para conseguir los sustos fue una norma del horror en la pantalla grande que acompañó a sus grandes exponentes, desde John Carpenter hasta Wes Craven y Sam Raimi, en las décadas siguientes. Irónicamente, Romero no fue beneficiado con ese éxito económico: un error en la inscripción de los derechos de autor de la cinta, que fue protegida con el nombre La noche de los comedores de carne, terminó haciendo que el nuevo título fuera declarado de dominio público.
Tras su estreno, La noche de... tanto fascinó como escandalizó a la audiencia, con los litros de sangre que eran derramados en la historia sobre un grupo de jóvenes atrapados en una cabaña mientras una horda de zombies los acosa y asesina brutalmente. La prensa de la época no fue muy amable con el resultado: "una orgía de sadismo", afirmó la revista Variety, mientras que el periódico The New York Times derechamente la tildó de "basura".
Fue el tiempo lo que redimió el filme, no sólo por su influencia dentro de su propio género y el cine en general, sino además por el análisis posterior del particular estilo narrativo del director, que ocultaba una aguda sátira y comentario político detrás de una historia en apariencia simple. El realizador utilizó la trama como un paralelo a la violencia que reinaba en la sociedad norteamericana de la época, en plena Guerra de Vietnam y lucha nacional por los derechos civiles de los afroamericanos. De hecho, uno de los aspectos controversiales de la cinta fue el hecho de que Romero haya seleccionado a un actor negro, Duane Jones, para protagonizarla, algo que el director aseguró no fue un gesto de provocación, sino que; "simplemente era el mejor actor para el papel".
La cinta fue seguida con dos aclamadas y taquilleras secuelas; El amanecer de los muertos vivientes, en 1978 y El día de los muertos vivientes en 1985, además de continuaciones en el nuevo milenio, producidas de forma independiente y de bajo impacto, como La tierra de los muertos (2005), El diario de los muertos (2007) y La reencarnación de los muertos (2009), su última película como director.
En sus últimos años, Romero se mostró crítico del género que inició y popularizó. "Me han ofrecido dirigir episodios de The walking dead, pero eso es una teleserie con un zombie que aparece de vez en cuando. Siempre utilicé al zombie como una herramienta de sátira o comentario político. Hoy no veo que suceda eso", afirmó en 2013.
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