Esta es la tercera vez que el suspendido gerente del Banco Central, Enrique Orellana, presta declaración ante el Cuarto Tribunal Oral en lo Penal, luego de ser absuelto en primera instancia, y condenado a 60 años de cárcel en la segunda.

El imputado, acusado de violar y abusar sexualmente de sus tres hijas, insiste en que es inocente de los cargos que denunció su ex esposa, y madre de las menores, Yamile Caba.

De acuerdo al relato de Orellana, la grave acusación es parte de una serie de hostigamientos por parte de la mujer, una vez que el imputado decidió terminar con el matrimonio de 13 años, y comenzar una nueva vida junto a su actual pareja.

"Eso fue en agosto de 2009. Desde entonces ella hablaba mal de mí por redes sociales, decía que la había abandonado a ella y a las niñas... Me endeudó en cuatro o cinco millones de pesos en una semana, me reventó las tarjetas de crédito", dijo el acusado, quien agregó que a fines del mismo año, Yamile lo demandó por pensión alimenticia por 3.500.000 de pesos, "era mi sueldo entero", aseguró.

Una vez separados, dijo Orellana, "las visitas de las niñas dependían del humor de la madre".

En una de las visitas, la mayor de sus hijas de entonces nueve años, narró Orellana, "me dijo 'mi mamá me dijo que tenía que llamar al fono abusos si tú me hacías cualquier cosa'". Desde entonces, asegura que sintió miedo, ya que en ocasiones anteriores lo habría amenazado que "lo metería en la cárcel".

Orellana relató ante el tribunal, que la hermana de Yamile "también acusó a su ex esposo de abusar de su hija justo cuando se estaba separando...consiguió que él volviera a la casa y se acabó el tema".

Según el imputado, la situación fue empeorando aún más, después que las dos hijas menores le contaran a su madre que conocieron la casa de la nueva pareja de Orellana, "se volvió un desastre completo", dijo el ejecutivo quien manifestó que desde entonces la mayor de sus hijas comenzó a caer en crisis de pánico cada vez que hablaba con su madre.

Situación que se agravó, relató el acusado, cuando en agosto de 2010 -de regreso de un fin de semana de visita- su hija de cuatro años le dijo a su madre que quiere vivir con él. "Fue la última vez que las vi", dijo Orellana entre lágrimas.

Desde entonces el gerente del Banco Central ha estado en prisión cerca de ocho meses y ha enfrentado tres juicios orales. "He estado preso por algo que no haría", "Quiero que mis hijas crezcan sabiendo la verdad", aseguró Orellana quien insiste en que es inocente y lo demostrará en este tercer y definitivo juicio en su contra.