Cuando Valter Moro llegó a Chile a fines de 2014, una de las primeras decisiones que debió enfrentar estuvo relacionada con HidroAysén y el castigo que debió hacer la entonces Endesa Chile por los gastos incurridos en la iniciativa. Tres años después, el gerente general de Enel Generación Chile ve cómo la sociedad con Colbún se disuelve, en un proyecto que siempre catalogó como "poco rentable".
¿Era un mal proyecto?
Aunque hubiera podido fascinar desde un punto de vista de ingeniería, no tenía ningún sentido de rentabilidad económica y técnica de contexto. ¿Buen proyecto o mal proyecto? Para nosotros al final no era un proyecto a rescatar, por lo tanto no era un buen proyecto.
¿Quién gana con esta decisión?
Creo que ganó el país. No quiero ser retórico pero ganó el país, no ganó alguien en particular. Esto demuestra que Chile tiene un gran potencial de energía de bajo costo. Ganó todo Chile con esta decisión. Al final se desarrolla igualmente un sistema eléctrico, que tiene una matriz energética suficientemente sólida. También el país da vuelta la página y mira al futuro con un sistema eléctrico más competitivo y eficiente.
¿Cuál sería la pérdida de Enel?
Castigamos US$ 121 millones, a los que se suman estos US$ 8 millones de estos tres años. Son cerca de US$ 130 millones.
De esos US$ 8 millones ¿cuánto se destinó a pago de patentes?
Diría que casi la totalidad, casi el 90%.
¿Qué pasa con los activos de la sociedad?
Hoy el proyecto tiene derechos de agua y terrenos, entre otras cosas. La decisión fue que los derechos de agua en los ríos Baker y Pascua seguirán el mismo camino que decidimos hace un tiempo con Puelo y Futaleufú, los devolvemos al país, para que el país decida cómo desarrollar este recurso. Los terrenos son activos de la sociedad, y como cualquier liquidación se pondrá en valor y se va a repartir entre los socios, y luego veremos qué hacer con esos terrenos.
¿Qué van a hacer con su parte de los terrenos?
Estamos analizando. Se puede donar o también vender. Depende mucho del tipo de terreno. Estamos analizando la mejor solución para crear valor para el territorio.
En el hecho esencial se argumenta un factor económico para no realizar el proyecto. ¿No influyen factores ambientales y de oposición a la iniciativa?
Hay de todo un poco. Cualquier proyecto que queramos desarrollar necesita por lo menos tres grandes ingredientes. Que sea técnicamente viable, económicamente rentable y que sea aceptado por las comunidades. Un proyecto para que sea rentable para los accionistas tiene que tener un mínimo de retorno de la inversión, y este proyecto ya estaba fuera completamente de cualquier interés económico de rentabilidad.
¿HidroAysén nunca fue viable?
Yo hablo por los últimos tres años. A fines de 2014 era bastante poco rentable, a pesar que el mercado tenía un precio más alto. Cuando empezamos a analizar siempre lo consideramos no prioritario en la carpeta de proyectos. Hicimos un deterioro importante de US$ 121 millones de todos los gastos incurridos en la sociedad por parte nuestra. Si ya era inviable en 2014, hoy es absolutamente inviable.
Si en 2014 sabían que el proyecto era inviable ¿por qué se toma la decisión de no hacer el proyecto en 2017?
No olvidemos que es una empresa con un socio. Por parte nuestra, en 2015 ya estaba fuera de la carpeta de prioridad. Luego pasaron varias cosas, recursos en la Justicia, tribunales, un camino que siguió HidroAysén como sociedad. Ahora HidroAysén como sociedad llegó al punto de decidir que no tenía interés en seguirlo. La postura nuestra fue clara desde el primer momento.
¿Cómo se resuelve el tema de los derechos de agua?
Cuando se constituyó HidroAysén, Endesa Chile aportó los derechos de agua, manteniendo un usufructo. Hoy, lo que va a hacer la sociedad es devolver los derechos de agua y Enel Generación renuncia a ese usufructo. Una forma administrativa para dejar libre en su titularidad los derechos de agua.
¿En un momento fue una carga?
Si miramos los números evidentemente que fue una carga histórica. Pero más que una carga que heredamos, creo que gestionamos bien hasta llegar al día de hoy.
¿Cuándo Colbún acepta terminar con el negocio?
Se maduró la decisión progresivamente. El último año venimos vivimos más intensamente el análisis de como poder salir de HidroAysén, como socios. Nunca registré tensiones o conflictos con Colbún en estos tres años.
¿Piensan volver a Aysén con algún proyecto?
De momento no tenemos ningún proyecto en carpeta. Con este tema cerramos un capítulo que es importante para el país, en el sentido de poner a disposición esos derechos no utilizados.
¿Los accionistas minoritarios podrían acusar a la administración de no defender el patrimonio de la empresa tras tomar esta decisión?
No existe ese riesgo, porque todas las decisiones de ese tipo, incluso la devolución de derechos de agua en 2016 fueron tomadas, propuestas, y aprobadas por el directorio por unanimidad. Al revés, no es un tema de perder activos, es un tema de no seguir gastando dinero en proyectos que no se van a realizar. Sería irresponsable por parte de la administración seguir gastando dinero en un proyecto que no va a realizar.
¿Pensaron en vender el proyecto?
No. No hemos nunca visto en el mercado potencial interés. Es complicado buscar a alguien que compre un proyecto no rentable.
¿Qué lección les deja HidroAysén como compañía?
Hay que aprender de las experiencias. La lección aprendida es que hay que ser dinámico, entender el mercado, ir adelante rápidamente, aprendiendo del pasado, pero no estar condicionado hacia el futuro y ser capaz de dar una contribución en el desarrollo competitivo del país mismo.