Era 1975 y Gordon Matta-Clark quería seguir destruyendo edificios. Acababa de tener un encontrón con la policía de Nueva York, luego que lo arrestara por apropiarse de un almacén a orillas del río Hudson y cortar una de sus paredes. Para el artista, hijo de Roberto Matta, era lo que venía haciendo hace tres años: abrir los espacios y darle una nueva vida a esa urbe olvidada, a través de la destrucción. "La policía le puso una multa de un millón de dólares y Gordon decidió escapar a París, yo lo acompañé. A los días retiraron los cargos", cuenta Gerry Hovagimyan, amigo y ayudante de Matta-Clark, quien estuvo en Santiago para participar del seminario y exposición sobre el artista fallecido en 1978, que se exhibe hasta el domingo en el Museo de Bellas Artes.
Junto a Hovagimyan, Matta-Clark realizó para la Bienal de París una de sus obras más emblemáticas: Conical intersect, donde intervino un edificio del siglo XVI, ubicado en Les Halles, al lado del Centro Pompidou. "El quería hacer un agujero en forma de cono por el que penetrara la luz. Era peligroso, nunca usamos seguridad y Gordon estuvo a punto de morir cuando estaba derribando una pared gruesa y esta se le vino encima", recuerda el artista.
¿Cómo reaccionó el público?
La prensa marxista dijo que era una basura, arte de gente rica. Ellos habrían preferido darle el edificio a los trabajadores. La prensa de derecha lo calificó de insulto para el verdadero arte. Fue algo polémico.
¿Qué opinó Roberto Matta?
Con Gordon nos alojamos donde su madrastra, Malitte Pope, que ya no estaba con Matta. Curiosamente, hubo una suerte de reconciliación. Matta llegó a París para ver lo que estaba haciendo su hijo, por primera vez lo estaba valorando. Esa vez pasamos Navidad juntos. Llegó la mujer de Matta, Germana, y el gemelo de Gordon, Batán.
Hovagimyan, quien hoy se dedica al arte audiovisual y el net art, volverá en octubre para participar de la Bienal de Arte y Nuevos Medios y para reeditar la única obra que Matta-Clark hizo en Chile, en 1971: una claraboya en uno de los baños del Museo de Bellas Artes. "Tengo los permisos del director del museo y de la viuda de Gordon, Jane Crawford. La idea es completar la obra de Gordon y trabajar con algunos estudiantes".
¿Queda el rastro de alguna obra de Matta-Clark?
Sólo la de Santiago. Gordon sabía que eran obras efímeras, aunque siempre intentó que alguien las comprara y que quedaran como esculturas en la ciudad.
¿Luego que le detectaran cáncer, cómo fue su vida?
Tenía 35 años y le dijeron que viviría tres meses más. Luchó contra el cáncer con muchas terapias experimentales. Se introdujo café, para limpiar su cuerpo, probó drogas de México y el Caribe. También se hizo baños en aguas con altas temperaturas. Vivió un año más. Hoy su obra es muy importante, ha revivido y muchos artistas lo siguen, como Matthew Barney o Olafur Eliasson.