El fútbol chino quiere ser potencia. Busca la expansión más allá de sus fronteras, con el objetivo de ser una nación poderosa en el fútbol, impulsado desde el mundo empresarial y también desde lo político.
El presidente Xi Jinping es uno de los grandes promotores de esta idea. El objetivo es llegar al Mundial del 2050 como un equipo poderoso. Por ello, desde las escuelas se impulsa la actividad.
Para fomentar el fútbol en su país, el gran paso que dieron fue recibir en su liga a grandes figuras, jugadores y técnicos, amparándose en un gran billetera. Según un ranking de France Football, cuatro de los 20 jugadores mejor pagados del mundo (sumando sueldo, primas e ingresos publicitarios) juegan en China: Ezequiel Lavezzi, Oscar, Hulk y Carlos Tevez.
Potenciando su competencia, la expansión se traduce en generar vínculos con clubes europeos, mediante la inversión. Desde 2015 a la fecha, son varios los elencos controlados total o parcialmente por inversores chinos, sean de capital estatal o privado. Financial Times informó a fines de 2016 que en menos de dos años gastaron más de US$ 2.000 millones en esas operaciones. Clubes como el Inter, Atlético de Madrid, Milan, West Bromwich, Aston Villa, Olympique de Lyon, Espanyol y Granada entran acá. Por ejemplo, el nuevo estadio del Atlético se llama Wanda Metropolitano, nombre del holding chino que controla el 20 por ciento del club.
En Sudamérica, hasta ahora el único acercamiento se ha dado con Argentina, pero no para comprar acciones de algún club. En este ítem, Xi Jinping busca acordar con el mandatario transandino, Mauricio Macri, el intercambio de jugadores entre ambas naciones. En ese sentido, la presencia de Carlos Tevez en Asia es vital. "Puede ayudar. Tiene una buena imagen y favorece a un intercambio en el futuro", afirmó el embajador chino en Argentina, Yang Wanming.