Giuliana Sgrena, periodista italiana del diario Il Manifesto: "Siempre pensé que hay que buscar información en terreno"
Estuvo secuestrada en Irak y hoy participa en el Congreso Mundial de Mujeres Periodistas.
Había terminado de entrevistar a los refugiados de Faluya en la Universidad de Bagdad. La periodista italiana Giuliana Sgrena (1948) se dirigía a la mezquita suní de Al Kastl cuando fue interceptada por un grupo de hombres armados. Secuestrada y mantenida prisionera por la Organización de la Yihad Islámica durante un mes, fue liberada la tarde del 4 de marzo de 2005 gracias a las negociaciones de la SISMI (Servicio de Información y Fuerza de Seguridad italiano).
Camino al aeropuerto de Bagdad, el mismo día de su liberación, el auto en el que iba la corresponsal de guerra junto a dos agentes del SISMI fue asaltado por "fuego amigo" de Estados Unidos. Entre 300 y 400 proyectiles fueron disparados contra el vehículo y le causaron la muerte al agente Nicola Calipari, quien protegió a Giuliana Sgreda, quien resultó con una herida de bala en su hombro.
La periodista italiana lleva aproximadamente 40 años reporteando in situ y ha visto el frente de batalla no sólo en Irak, sino que también en Somalia, Palestina, Afganistán y Argelia. Ser secuestrada no la frenó y escribió Fuego amigo, libro biográfico que cuenta cómo vivió ese mes cautiva y además contextualiza la situación en Medio Oriente.
Esta es la segunda vez que la reportera del diario italiano Il Manifesto viene a Chile -la primera vez fue en 2006- y en esta ocasión es invitada en el XXII Congreso Mundial de Mujeres Periodistas y Escritoras. Será parte de la charla En el frente de batalla: cobertura de grandes conflictos políticos y sociales junto a otros periodistas internacionales como Jana Beris, corresponsal en Israel de El Mundo de España, y la colombiana Salud Hernández, quien recientemente fue víctima de secuestro en Colombia.
¿Cómo ve la situación actual de cubrir un frente de guerra?
En este momento es un trabajo muy peligroso para los periodistas, porque la guerra ha cambiado mucho. Antes era más fácil ver que había de un lado y del otro. Ahora la situación es confusa, considerando la aparición de esta nueva arma que es el terrorismo. Este puede atacar en cualquier momento y lugar. Ya no se respeta el derecho humanitario de la población civil y tampoco el derecho a informar. La prensa es víctima de la guerra, pero hay actos que atentan directamente contra nosotros, por ejemplo en Bagdad en 2003 cuando los americanos atacaron un hotel en que se encontraban periodistas. En otros casos son los terroristas quienes atacan, secuestran y matan periodistas. Por esto y más, cubrir una guerra se ha vuelto más peligroso. Es serio, porque si no hay cobertura no se puede formar opinión sobre lo que está sucediendo en Siria.
¿Cómo cree Ud. que los medios de comunicación deben enfrentarse a estas amenazas como el terrorismo?
Es un problema que no sólo compete a periodistas, ya que no podemos hacer mucho frente a esto. El cómo se puede garantizar la seguridad de los periodistas y la información es una cuestión política para enfrentar a nivel internacional. Con el avance tecnológico que hay, creo que se debería hacer un seguimiento en situaciones peligrosas. Pero nos expondríamos a quienes quieren controlar la información. Por ejemplo, en 2013 los estadounidenses introdujeron un sistema de periodistas enrolados en el ejército. Tú vas con ellos y es más seguro, pero te limitan con sus condiciones y sólo tendríamos una información militarizada y parcial. No puede ser esta la manera en que se haga información. Es un problema grave. En este momento hay muchos periodistas que han sido asesinados, otros heridos, otros presos, y muchos secuestrados. Entonces, ¿cómo se puede salir de esta situación? A mi parecer, sólo con una organización internacional que pueda asumir responsabilidades.
Desde su experiencia ¿cómo hacer periodismo de guerra sin caer en esta militarización de la información?
Cuando fui secuestrada, sabía que estaba en una situación de riesgo, pero siempre he pensado que hay que buscar la información en el terreno. Hasta cierto punto, he asumido el riesgo de hacer mi trabajo de este modo y aún creo que esta es la manera correcta de hacerlo. Pero nuestro oficio no es una misión, es un trabajo como otros. Y si no vamos a terreno, ¿cómo enfrentamos la situación? Actualmente es problemático recoger información en el frente de guerra y, por lo tanto, casi no hay. La información que nos llega sobre la situación en Siria, viene desde el Líbano, de Jerusalén, del norte de Irak, pero es difícil estar ahí, pues puede significar ser asesinado.
¿Qué tan relevante es traer esta información?
En ese sentido, el papel de la información es relevante porque debe dar a entender la situación. Por ejemplo, el caso de los inmi grantes en Europa, que se deben marchar de su país cuando hay una guerra. Una guerra que nosotros, los italianos y europeos, hemos contribuido a crear porque no somos neutrales. Tanto el ejército como la influencia política también han contribuido a crear está situación. Por eso, nosotros los periodistas tenemos que informar.
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