Tan sólo 24 horas después de que dos deslizamientos de tierra causados por las fuertes lluvias que sepultaron a miles de personas en una aldea en la provincia norteña de Badakhshan, el gobierno afgano ha demostrado su impotencia al permite a las autoridades locales a suspender la búsqueda de sobrevivientes.
La pobre aldea se transformó, sepultada por la tierra y el fango, en un gran cementerio colectivo.
Después de enfrentarse a los reiterados llamamientos de la comunidad internacional para ayudar a los socorrista que participan en la aldea Barik Aab del distrito de Argo, muchos de ellos apelando a sus propias manos para cavar con desesperación, la noticia de hoy causó estupor.
El gobernador provincial Shah Waliullah Adib sorprendió a todos al anunciar este sábado la suspensión, de repente, de las tareas de búsqueda víctimas, sepultadas bajo decenas de metros de lodo, tierra y rocas. Los deslizamientos de tierra, se presume, provocaron 2.100 muertes.
"Tenemos pocos medios. No tenemos máquinas para cavar", dijo el gobernador a periodistas en el lugar, y agregó que "hasta ahora sólo 15 cuerpos han sido recuperados". "Por lo tanto, deteneros y dejar de buscar es la única solución posible", añadió.
Ante esto, las autoridades locales organizaron para el final de la tarde de hoy una ceremonia religiosa para convertir a la escena del desastre en un "cementerio colectivo". El alud trajo la muerte y es la misma tierra la que se ha convertido en una tumba colectiva.
Por disposición del presidente Hamid Karzai, mañana se podrá observar en todo el Afganistán un día de luto nacional.
En el ínterin, sin embargo, el gobierno afgano recibió condolencias de gran parte de la comunidad internacional. Ante la tragedia hubo ofertas de ayuda de muchos países, entre ellos Estados Unidos y la India que ahora se dirigirá ese apoyo a miles de personas que se quedaron sin techo, aunque aún están vivas.
Por otra parte, la dirección de gestión de los desastres naturales de Afganistán está dando una gran atención a la inestabilidad de la montaña en la zona del incidente. Existe la hipótesis de que podría desatarse un nuevo deslizamiento de tierras, sería la tercera que sobreviene del lado sur.
Por esta razón, al menos 4.000 personas han sido trasladadas a un lugar más seguro, pues una nueva tragedia puede avecinarse.
Por el momento, la única cifra oficial de 350 víctimas es proporcionada por la ONU, mientras que las 2.100 muertes a las que se refiere el gobernador Adib se basan en un cálculo de los habitantes de la villa con 300 casas que quedaron enterradas, de los participantes de una boda que tuvo lugar ayer en el pueblo y presenciaron la tragedia y de cerca de 600 miembros del precario equipo de rescate que acudieron al lugar después del primer deslizamiento de tierra barrida y se vieron sorprendidos por un segundo alud.
Salvados del sufrimiento de décadas de guerra civil que ensangrentado al país, los habitantes de la provincia de Badakhshan, en la frontera con Tayikistán, Pakistán y China, al pie de las montañas de Pamir y Hindu Kish, han sido frecuentemente golpeados por los desastres naturales en el pasado.
Pero nunca de la magnitud del que afectó ayer al distrito de Argo, y del que probablemente nunca sabrán la cifra real de muertos que causó.