El Ministerio de Finanzas alemán ha pedido a las autoridades fiscales de los estados federados que investiguen las actividades del banco británico Barclays para determinar si existen motivos suficientes para abrir un proceso por evasión de impuestos, según informa el diario "Süddeutsche Zeitung".
En su edición de hoy, el medio asegura que entre 2007 y 2010 documentos internos de Barclays describen caminos a través de los cuales se podía en ese momento eludir al fisco alemán a través de transacciones bursátiles.
Los documentos, a los que el diario asegura haber tenido acceso, describen como, a través de una complicada y rápida serie de negocios bursátiles, se puede lograr que el fisco devuelva más impuestos de los que se han pagado inicialmente.
Los negocios en cuestión están relacionadas con lo que se conoce como compras al descubierto.
En las ventas al descubierto, que han sido prohibidas en Alemania, el banco vende a un inversor una acción que todavía no es de su propiedad sino que aún tiene que comprar.
Se trata de una especulación financiera en la que el banco apuesta a que la acción, entre el momento en que la vende y el momento en que la compra, baje de precio con lo que obtiene la diferencia como ganancia.
En el modelo de Barclays, la venta al descubierto debía realizarse poco antes o poco después del pago de dividendos.
Según la legislación alemana, al propietario de la acción se le retiene en el momento del pago de dividendos un 25% en concepto de impuestos.
Después, en la declaración de impuestos, ese tributo se computa con otros que tenga que pagar el propietario y, en caso de que haya pagado demasiado, el fisco le retorna el excedente.
El sistema del banco británico hacía que las acciones cambiasen de propietario varias veces en poco tiempo lo que creaba una confusión que hacía difícil determinar a quién pertenecían las mismas en el momento del pago de dividendos y quién había pagado los impuestos correspondientes y por lo tanto tenía eventualmente derecho a una devolución.
El Ministerio de Finanzas sospecha que las actividades de Barclays en ese campo le costaron cerca de 280 millones de euros al año y, al considerar que el banco británico no fue el único banco en utilizar ese modelo, se calcula un daño de miles de millones de euros.