Cinco años atrás, un grupo de investigadores de la Academia de Ciencias de California (EE.UU.), junto a otras instituciones, calculó que la distancia media que los ecosistemas tendrán que trasladarse para sobrevivir al aumento de temperatura del planeta -producto del cambio climático-, será de 420 metros al año. Una velocidad no compatible con la de la adaptación de muchas plantas y animales, lo que aumentará su vulnerabilidad.

Teniendo en cuenta que el cambio climático es un fenómeno irreversible, según ha señalado el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), los países más afectados deben adaptarse, entre ellos Chile, donde la disminución de las precipitaciones afectará, sobre todo, los ecosistemas de la zona central.

En este escenario, el  Ministerio de Medio Ambiente, a través de la Oficina de Cambio Climático y la división de Recursos Naturales, Residuos y Evaluación del Riesgo, prepararon el Plan de Adaptación al Cambio Climático en Biodiversidad, cuyas 50 acciones fueron aprobadas ayer por el Consejo de Ministros para la sustentabilidad.

El plan, uno de los nueve que forman parte del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, contempla medidas enfocadas en reducir el estrés antropogénico (causado por el hombre), disminuir el estrés bioclimático y fortalecer las capacidades de manejo para enfrentar el fenómeno.

De acuerdo con el ministro del Medio Ambiente, Pablo Badenier, el compromiso del país no es solo la mitigación de gases de efecto invernadero -tiene una meta voluntaria de reducir el 20% al año 2020-, sino implementar planes de acción, "entendiendo que el cambio climático es un proceso ineludible e irreversible", señala. "Básicamente, lo que detecta el plan es que por efectos del cambio climático va a existir un estrés bioclimático, hay determinados territorios, áreas y especies protegidas que se verán afectadas y con estas acciones podemos cuantificar ese impacto y tomar medidas", agrega.

Impacto en el país
En Chile, según un estudio del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB, 2010), que analizó 1.447 especies, la mayoría de ellas presentaría reducciones en su área de distribución. Y, en particular, dos plantas (Festuca orthophylla o paja brava y Nassauvia digitata), podrían extinguirse en el escenario más severo.

Mitigar este tipo de impactos está entre las metas del nuevo plan, que contempla tanto actividades de investigación, como promoción de prácticas productivas sustentables, consideración del cambio climático en la planificación territorial y el fortalecimiento del Sistema Nacional Áreas Protegidas. Además de la incorporación del tema en los currículos de educación parvularia, básica y media y el desarrollo de iniciativas con universitarios.

Según el ministerio, la mitad de las medidas está tendrán impacto a nivel nacional, mientras el resto se enfocará en regiones o especies  que ya son vulnerables. Entre ellos está el huemul, ciervo que está en peligro de extinción, por lo que el cambio climático podría generar un estrés adicional que empeore su situación. Además del ecosistema del archipiélago Juan Fernández -lugar que concentra la mayor cantidad de especies vegetales endémicas del país- donde se protegerá la flora in situ y ex situ (a través de un banco de germoplasma).

El plan completo -que incluirá las nueve estrategias sectoriales, para salud, recursos hídricos y energía- debe estar completo en 2015, según el ministro, que señaló que por ahora, lo más urgente es tramitar el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, "porque permitirá la protección efectiva sobre la totalidad de las áreas en nueve categorías, como parques marinos, reservas, santuarios, categorías que hoy no son administradas por la Conaf", asegura.