Ya no queda ninguna autorización pendiente para que comience la construcción del proyecto minero binacional Pascua Lama, de Barrick Gold. Por eso, ahora sólo está en manos de la compañía y de la naturaleza el inicio de las obras.

Rodrigo Weisner, director de la DGA (Dirección General de Aguas) firmó ayer la aprobación del último permiso que tenía pendiente la iniciativa, que contempla una inversión cercana a US$ 3.000 millones y que se ubica en la Cordillera de los Andes en la zona limítrofe entre la Tercera Región de Atacama y la provincia de San Juan en Argentina.

"Acabo de firmar (ayer) el expediente, que aprueba el proyecto de las lagunas estabilizadoras de Pascua Lama, que era lo último que faltaba, según la resolución ambiental", dijo el director de la DGA. El proyecto indica: "este informe ha estado orientado a verificar que la obra no afectará la seguridad de terceros, conforme con lo indicado en el artículo 295 del Código de Aguas. Respecto a la contaminación de las aguas, el proyecto cuenta con resolución de calificación ambiental favorable".

Si bien tras el acuerdo tributario entre Chile y Argentina, Barrick Gold anunció, el pasado 7 de mayo, que la construcción del proyecto minero Pascua Lama comenzaría en septiembre, aún quedaban dos permisos de la DGA. En junio fue aprobada la construcción de un modelo hidrogeológico, que sirve para predecir el comportamiento futuro de los recursos hídricos. El segundo, logró ayer su visto bueno.

Weisner explicó que la aprobación de las piscinas no requiere pasar por la Contraloría u otra entidad, por lo cual la empresa queda en condiciones de construir cuando lo estime conveniente.


A LA ESPERA DE LA NATURALEZA
Ante la resolución de ayer, Barrick Gold indicó: "estamos próximos a partir con la construcción", aunque declinó entregar fechas. Sin embargo, cercanos a la compañía sostienen que en octubre partirán las obras, tomando en cuenta que se está esperando el término del invierno en la alta cordillera.

Pascua Lama ha tenido una extensa tramitación y si bien ha conseguido todos sus permisos, sigue generando rechazo por parte de algunos sectores cercanos a su localización y grupos ambientalistas.