La violencia en Londres no para. Ya van 160 detenidos y anoche se vivió una nueva jornada de violencia en otras zonas de la capital. Se dice que son los disturbios más graves vividos en 25 años.
El gobierno se defiende de las críticas por su respuesta a la propagación de los disturbios y la policía, blanco principal de los ataques, acusa a "delincuentes" de estar detrás de los desórdenes que, avivados por las redes sociales y su difusión en los medios, se han expandido en las últimas horas desde el norte a áreas del este y sur, como Brixton, un barrio deprimido de mayoría afrocaribeña.
Los últimos dos días se han quemado vehículos y edificios en Londres, se han saqueado tiendas de ropa y electrónica y se han destruido casas y comercios, en una ola de violencia protagonizada generalmente por adolescentes.
La crisis coincide con las vacaciones estivales y tanto el alcalde de Londres, Boris Johnson, como los principales miembros del gobierno británico se encuentran fuera de la capital, lo que ha provocado un aluvión de críticas e incrementado la presión política.
El viceprimer ministro, Nick Clegg, responsable del Ejecutivo ante la ausencia del premier David Cameron, aseguró que el Ejecutivo trabaja "de forma efectiva como un equipo" ante la crisis mientras la ministra de Interior, Theresa May, regresaba hoy a Londres para reunirse con la cúpula policial.
"Estamos en constante contacto entre nosotros y trabajando esta semana, como hacemos cada semana del año", aseguró en declaraciones a la cadena Sky News Nick Clegg, que dijo que lo que está ocurriendo son "robos" camuflados de protestas.
Un portavoz del primer ministro británico, de vacaciones en Italia, aseguró que los responsables de la violencia responderán ante la justicia por su comportamiento delictivo, mientras el barrio de Tottenham (norte de Londres) evalúa la reconstrucción tras disturbios que han causado daños por unos 115 millones de euros (US$ 163 millones).
TOTTENHAM
La policía continúa bajo la mira, cuya actuación en la muerte a tiros en Tottenham de un joven negro de 29 años, Mark Duggan, el jueves, no ha sido aún esclarecida. Su fallecimiento dio lugar el sábado a una protesta en Tottenham que derivó la madrugada del domingo en violencia callejera, con un bus de dos pisos quemándose, edificios ardiendo y barricadas en las calles.
Los primeros exámenes practicados a una bala disparada en ese incidente apuntan a que pertenecía a un policía y no a Duggan, de quien en un principio se dijo que portaba armas y murió en un intercambio de disparos.
Scotland Yard culpó hoy a redes sociales como Twitter de "avivar" los incidentes al propagar rumores sobre supuestas provocaciones de los agentes en las protestas mientras en algunos barrios se constata una animosidad histórica contra la policía.
En declaraciones a la emisora británica BBC Radio 4, el subinspector Steve Kavanagh afirmó hoy que "los medios sociales y otros métodos han sido empleados para organizar estos niveles de criminalidad".
En el barrio de Brixton, donde un grupo de jóvenes prendieron fuego a una tienda y saquearon locales esta madrugada, gran parte de su zona central estaba acordonada y la policía aconsejaba a los comerciantes que no abriesen hoy sus tiendas.
Un residente que solo quiso identificarse como Leroy aseguró que la muerte de Mark Duggan ha sido el detonante, pero las responsabilidades recaen en los políticos locales y los problemas se remontan a tiempo atrás.