El gobierno chino publicó hoy el Libro Blanco sobre Xinjiang en el que defiende su política en la región uigur y asegura que esa región, escenario de violentas protestas interétnicas en los últimos meses, es parte de China desde hace 2.500 años.

El documento, elaborado por el Consejo de Estado (Ejecutivo), repasa los 60 años de dominio comunista en la zona y carga contra las fuerzas que intentan establecer allí un Turkestán Oriental independiente, al asegurar que "dañan gravemente el progreso de Xinjiang organizando incidentes violentos y terroristas".

El libro blanco defiende que Xinjiang ha sido "importante parte de China" desde el siglo I AC, frente a las posiciones separatistas que aseguran que la zona fue independiente en la primera mitad del siglo XX, cuando fue ocupada por el ejército chino.

Según el libro, el régimen comunista consiguió que la región, especialmente a partir de la reforma y apertura de finales de los años 70, "entrara en una era de desarrollo político y social".

El documento niega las acusaciones del exilio, en las que Pekín es culpada de discriminar a uigures y otras etnias de la región en beneficio de la mayoría china han, principal víctima de la matanza del 5 de julio.

"Los pueblos de Xinjiang, que habían sufrido mucho como otros del país (antes de 1949), se han convertido en los dueños del Estado", asegura el documento.

En defensa de su política, Pekín incluye en el documento habituales estadísticas sobre desarrollo económico, asegurando que la renta de los habitantes de Xinjiang se ha multiplicado por 28 en las últimas tres décadas años, y que existe libertad religiosa en la zona.

Respecto al terrorismo, el libro blanco afirma que antes de los incidentes de julio en la capital regional, Urumqi, y en los que murieron cerca de 200 personas, hubo entre 1990 y 2001 más de 200 episodios violentos y terroristas, en los que fallecieron 162 personas y 440 resultaron heridas.

Tras los incidentes de este año entre uigures y chinos, y los que de manera similar azotaron en 2008 el Tíbet, el Gobierno chino ha lanzado una gran campaña de propaganda para proclamar la "unidad étnica" del país, en el que conviven 56 nacionalidades (los han, sin embargo, representan más del 95 por ciento de la población).

El libro blanco se ha publicado a menos de dos semanas de que se celebre el 60 aniversario del régimen comunista, en el que Pekín intenta dar una imagen de estabilidad y desarrollo.