Tras nueve días de reuniones de más de 12 horas y 41 días después de que el "No" se impusiera sorpresivamente ante el "Sí" en el plebiscito que buscaba refrendar los acuerdos de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc, las mesas negociadoras de ambas partes anunciaron un nuevo acuerdo que pondrá fin a 52 años de guerra armada en el país.
Desde La Habana, ciudad donde por casi cuatro años se negociaron los acuerdos, las delegaciones entregaron la noticia que dejó respirar en paz a la administración del Presidente Juan Manuel Santos, que el 26 de septiembre y con el apoyo de toda la comunidad internacional, firmó el acuerdo anterior con el líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), Rodrigo Londoño, alias "Timochenko".
El hito fue calificado en ese momento como histórico, pero una semana más tarde -y contra todos los pronósticos- murió en las urnas luego que la ciudadanía decidiera no refrendar los acuerdos.
Pero este sábado el cese de la violencia vio nuevamente la luz cuando un "nuevo acuerdo final" fue firmado por el jefe negociador del gobierno, Humberto de la Calle y el representante de las Farc, Iván Márquez en presencia de los países garantes, Cuba y Noruega.
"El objetivo era claro: Escuchar. Escuchar las voces de todos los colombianos, recoger sus esperanzas y sus preocupaciones sobre el acuerdo", aseguró el sábado por la noche el Presidente Santos.
El nuevo texto incluye según la declaración del gobierno, "los ajustes y precisiones necesarios para sentar de manera definitiva las bases de una paz estable y duradera" y responde a las aprehensiones de la ciudadanía que se vio representado con el sector opositor liderado por el ex presidente Alvaro Uribe, que lideró la campaña del "No".
Tras los resultados de la consulta pública el gobierno de Santos comenzó a reunirse con representantes del "No" en Bogotá para discutir las nuevas propuestas, mientras que parte del equipo negociador encabezado por Humberto de la Calle, intentaba en La Habana, lograr las modificaciones con las delegaciones de las Farc.
"De nuestra parte hemos cedido, incluso extendiendo las fronteras que nos habíamos trazado, desplazándolas hasta los límites de lo razonable y aceptable", aseguró Márquez tras la firma.
El resultado fue presentado en la capital cubana a las 18.00 horas locas y tras horas de expectación luego que una reunión de tres horas entre el Presidente Santos y Uribe encendiera las alarmas.
De la Calle fue uno de los encargados de dar los anuncios y el jefe negociador aprovechó la instancia para mostrar una señal de humildad.
"Deseo hacer una confesión personal: dije que el acuerdo del 26 de septiembre era el mejor acuerdo posible, aunque era también susceptible de críticas. Y señalé que esa afirmación no se hacía desde la arrogancia. Era el mejor por cuanto permitía dar por terminado el conflicto, no para desestimar las insatisfacciones que podía generar", aseguró.
Sobre las modificaciones, De La Calle dijo que había elementos de precisión sobre las sanciones y la aplicación de la justicia a los actores de la guerra.
El nuevo acuerdo define con precisión, según explicó Santos, la "restricción efectiva de la libertad" para los miembros de esa guerrilla, y detalla que las Farc tendrán que entregar sus bienes y dinero para reparar a las víctimas.
También se detalló que los jefes de las Farc sí podrán ser elegidos para cargos públicos pues ese fue el único de los 57 puntos de renegociación presentados a esa guerrilla en el no fue posible hacer cambios. "Yo entiendo que este es el sentir de muchos ciudadanos", dijo Santos.
Según los medios locales, que citan a fuentes del gobierno, el acuerdo podría aprobarse a través del Congreso y no como se hizo anteriormente, en donde la ciudadanía tenía que refrendar los acuerdos.
El anuncio podría terminar, ahora sí, con un sangriento capítulo de la historia colombiana. Los enfrentamientos con la guerrilla han dejado más de 220.000 muertos y millones de desplazados. También significará que alrededor de 7.000 combatientes de las Farc entreguen sus armas y comiencen la transición hacia la vida civil.