El jefe negociador del gobierno colombiano, el ex vicepresidente Humberto de la Calle, reconoció hoy la liberación de dos policías y un soldado por parte de las FARC pero sostuvo su oposición a declarar una tregua bilateral mientras duren los diálogos de paz en Cuba.

De la Calle hizo estas declaraciones en el aeropuerto militar de Catam de Bogotá, antes de viajar a La Habana para reanudar el lunes el sexto ciclo de conversaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

"Reconocemos la liberación de los policías y el soldado por parte de las FARC, no sin dejar de reiterar que el secuestro es un delito inaceptable", afirmó.

Las FARC entregaron el viernes a los policías Cristian Camilo Yate y Víctor Alfonso González y el sábado al soldado Josué Álvarez Meneses, secuestrados todos ellos después de dar por finalizado el cese al fuego unilateral navideño que finalizó el 20 de enero.

"Este proceso se adelanta en medio del conflicto. Sabemos que esto genera situaciones complejas que son difíciles de soportar", dijo al justificar que la determinación de perpetuar las operaciones militares y judiciales durante las conversaciones "tiene como propósito proteger a la población".

De la Calle reconoció que la delegación negociadora del Gobierno viaja "en medio de dificultades de orden público" y que sienten dolor por "todas las víctimas", aunque afirmó que "el cese al fuego conduce a la prolongación del conflicto", como ya sucedió en intentos de paz anteriores.

"Aun a sabiendas de las dificultades, queremos recordar que si no se acepta un cese al fuego, esto se hace precisamente en beneficio de una consecución rápida de la paz. Las conversaciones de La Habana no son para dialogar sobre los hechos de la confrontación, sino para ponerle fin al conflicto", puntualizó.

Y reiteró la voluntad del Gobierno de "mantener la celeridad en los diálogos" para llegar "más pronto" a un acuerdo final que ponga fin a medio siglo de conflicto armado interno.

El líder negociador especificó que a partir de mañana retomarán la discusión del primer punto de la agenda que firmaron en agosto de 2012 después de seis meses de conversaciones, que es "el desarrollo agrario integral con enfoque territorial".

"La construcción de una paz estable y duradera pasa necesariamente por la transformación del campo, una de cuyas variables principales es el acceso de los campesinos a la tierra. Pero eso no basta", dijo.

Y consideró que los campesinos deben tener un acceso al campo con créditos, tecnología y asistencia técnica para "vigorizar la economía agraria" y elevar la calidad de vida de los habitantes de la Colombia rural.

"Esto es en lo que estamos precisamente trabajando en este momento", acotó, al dejar claro que el Gobierno "no contempla la posibilidad de ampliar los temas de discusión con la guerrilla".

De la Calle apeló a su tradicional "moderado optimismo" con este proceso pero advirtió que "no es una paz a cualquier precio ni unos diálogos sobre todos los temas que a la guerrilla se le ocurran".

Y por último, dijo: "Esperamos traer buenas noticias de La Habana. Sin generar falsas expectativas, realmente creemos que hay una oportunidad. El diálogo busca la terminación del conflicto".