Para reforzar las labores de búsqueda de víctimas luego del terremoto y tsunami del 11 de marzo pasado, el Ministerio de Defensa japonés, dispuso unos 2.500 soldados que se unirán a los cientos de policías que trabajan con trajes antiradiación, especialmente en las zonas aledañas a la central nuclear de Fukushima.
Las autoridades estiman que unos 1.000 cadáveres estarían enterrados bajo montañas de escombros de viviendas, automóviles y lanchas pesqueras en este pueblo del litoral noreste japonés. Hasta ayer, cuadrillas de búsqueda habían encontrado unos 66 cadáveres y recogido 63, dijo la policía.
La combinación de desastres, el terremoto y el maremoto que siguió dejó más de 27.000 muertos o desaparecidos. Los últimos datos hablan de 13.843 fallecidos y 14.030 desaparecidos.
La búsqueda de víctimas fue lenta poco después de la catástrofe debido a la radiación procedente de la planta nuclear de Fukushima, que provocó alarma entre la población y limitó la participación de las cuadrillas de rescate en las zonas contaminadas del noreste del Japón.