Pendiente desde 2011 de los altibajos de su deuda en el mercado, la brusca mejoría a nivel financiero registrada en los primeros días de 2014 genera optimismo a Portugal cuando se prepara para cerrar su rescate.
La abrupta baja de las tasas de interés, que exigen los inversionistas para comprar títulos lusos, el éxito en su primera subasta de deuda a largo plazo de este año, el respaldo explícito de EEUU a sus progresos y la decisión de Standard & Poor's de retirar el estado de "vigilancia negativa" en el que colocó al país en septiembre, han sido algunas de estas señales más positivas.
Aunque la crisis es todavía "actor principal" de la actualidad, en este arranque de año ya le han restado protagonismo sucesos como la muerte del ex futbolista Eusébio, el Balón de Oro a Cristiano Ronaldo, la reelección del actual número dos del Gobierno como presidente de su partido o el debate sobre el derecho de los homosexuales a adoptar.
El país parece así recuperar el interés por otros asuntos no relacionados directamente con los mercados y la deuda, eclipsados desde que solicitara la ayuda de la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional), en abril de 2011.
De hecho, la hipótesis de que Lisboa necesite de un segundo rescate cuando termine su programa de asistencia financiera -antes de junio de 2014- se aleja cada vez más, según reconocen la mayoría de analistas y expertos.
La duda se centra ahora en si Portugal logrará seguir los pasos de Irlanda y salir del rescate sin necesidad de ayuda alguna o si, por el contrario, recurrirá a algún tipo de mecanismo de apoyo europeo para afrontar con mayor seguridad su regreso a los mercados de deuda a largo plazo.
Todavía falta, no obstante, que la mejoría financiera observada en estas dos primeras semanas del 2014 se mantenga y contribuya a la recuperación del crecimiento que Portugal ya prevé para este mismo año -se estima en torno de 0,8 %-, después de tres ejercicios consecutivos en recesión.
Precisamente, la disparidad entre las cifras macroeconómicas y la realidad del ciudadano medio es el argumento utilizado por los partidos de la oposición para reprochar al Gobierno luso su actual entusiasmo.
El primer ministro luso, el conservador Pedro Passos Coelho, ha adoptado un discurso más ilusionante y no ha dudado en señalar que Portugal "comenzó bien" su camino de regreso a los mercados y que observa "una confianza creciente" en el país a nivel internacional.
Tanto es así que incluso ya anunció su intención de presentarse nuevamente a la reelección como jefe del Gobierno en los comicios de 2015 en representación de su partido, el socialdemócrata (PSD, centro derecha), un escenario que hace apenas unos meses era puesto en duda.
La derrota sufrida en las municipales de septiembre, atribuida por los principales responsables del partido al deterioro derivado de los severos ajustes aprobados desde su victoria en las legislativas de 2011, provocó que se especulara con un cambio de candidato que ahora parece más improbable.
La "apertura de un nuevo ciclo" económico entre 2015 y 2019 anima a Passos Coelho a continuar al frente, mientras que desde la oposición de izquierdas se insiste en criticar una destrucción del Estado social durante su mandato.
A pesar de la aparición de síntomas alentadores para Portugal, el país todavía presenta una muy alta tasa de paro (15,6 %), su nivel de deuda supera con creces el tamaño de su economía y falta ver por cuánto tiempo el aumento de sus exportaciones puede sustentar el crecimiento.