El miércoles pasado, apenas terminó la ceremonia donde la Presidenta Michelle Bachelet promulgó la ley que permite el voto de los chilenos en el extranjero, los jefes de bancada de los partidos de la Nueva Mayoría arribaron hasta el Ministerio del Interior, para reunirse con el titular de la cartera, Rodrigo Peñailillo.

En la cita, convocada por Interior a inicios de semana, el gobierno buscaba abordar por primera vez con los representantes de las bancadas oficialistas los detalles del proyecto de reforma al binominal.

Pese a que un día antes de enviar la reforma al Congreso, el 23 de abril pasado, Peñailillo se había reunido en Valparaíso con parlamentarios del bloque, para notificarlos sobre los alcances de esta iniciativa, desde la Nueva Mayoría surgieron algunos cuestionamientos, que apuntaban al poco diálogo que hubo con los diputados y senadores en el proceso.

Lo que se suma a las fuertes críticas al aumento de diputados y al rediseño de los distritos y circunscripciones propuestos por La Moneda.

Bajo este escenario es que el jefe del gabinete decidió iniciar una ofensiva, para alinear al oficialismo antes de que comience el debate del proyecto en la Comisión de Constitución de la Cámara Baja, el próximo martes.

Durante el encuentro, al que asistieron Marcelo Schilling (PS), Pepe Auth (PPD), Karol Cariola (PC), Carlos Abel Jarpa (PR) y Matías Walker (DC), el jefe del gabinete de Michelle Bachelet reiteró un mensaje que ya había entregado a los presidentes de partidos durante la reunión de comité político, realizada el lunes pasado en La Moneda: el gobierno no permitirá cambios al redistritaje propuesto.

"Si hay un tema que hemos presentado y tenemos la profunda convicción, y que lo vamos a defender con todo y no estamos dispuestos a modificar, es el redistritaje", aseguró Peñailillo, el domingo pasado, en el programa Tolerancia cero, donde además agregó: "Porque si no, imagínense lo que significa esto, si cada uno dice: me toca esto, quiero esto otro, quiero el distrito así, más chico, más grande. Eso no es posible".

En el encuentro del miércoles, en el que participaron los asesores de Interior Robinson Pérez y Rodrigo González, el ministro Peñailillo sí mostró -por otra parte- mayor apertura a reducir la cantidad de parlamentarios propuesta en el proyecto, abriendo de paso un debate respecto de las fórmulas que deberá buscar el Legislativo para financiar el eventual nuevo Congreso.

Tras abordar este punto, el ministro del Interior expresó la voluntad del Ejecutivo de imprimirle presión al Parlamento, acelerando el trámite de la iniciativa.

La primera meta autoimpuesta y pactada con los parlamentarios fue la definición del 21 de mayo como el plazo máximo para aprobar la idea de legislar del proyecto en la Comisión de Constitución. Ello, con la idea de que la propia Mandataria dé cuenta del avance del proyecto en su primer mensaje a la nación.

"Acordamos con el ministro Peñailillo un trámite expedito, por lo que sería una muy buena señal que la comisión aprobara en general antes del 21 de mayo", dice el jefe de diputados PPD y uno de los ideólogos de la reforma, Pepe Auth.

En el oficialismo aseguran que la ofensiva tendría éxito, pues el bloque cuenta con la mayoría de los diputados en la Comisión de Constitución, es decir, ocho versus cinco de la Alianza. La apuesta, además, es apuntar al voto del RN Cristián Monckeberg, quien se ha mostrado disponible a reformar el sistema electoral. El Ejecutivo buscará enviar una señal de que existe voluntad de materializar la reforma, apelando incluso, si es necesario, a la mayoría con que cuenta el bloque oficialista en ambas cámaras, dicen en el oficialismo.

"Vamos a aprobar este proyecto que termina con el binominal, sin letra chica, sin matices, sin condiciones", dijo tras la cita el jefe de diputados de la DC, Matías Walker.