El gobierno y la oposición de Italia condenaron hoy unánimemente los graves disturbios que se produjeron ayer en Roma después de que el primer ministro Silvio Berlusconi derrotara por estrecho margen una moción de desconfianza en la Cámara de Diputados.
"Las imágenes de los enfrentamienrtos dieron la vuelta al mundo y han arrojado una luz fea sobre nuestro país", dijo Berlusconi en una entrevista televisiva. Aquí no se trata, agregó, de la libertad de expresión de opositores al gobierno, sino de "alborotadores organizados".
Cientos de manifestantes se enfrentaron con la policía y causaron destrozos en algunas áreas del céntrico histórico de Roma tras conocerse la victoria de Berlusconi en el Parlamento. Más de 100 personas resultaron heridas, entre ellas al menos 57 policías, y 41 fueron arrestadas.
El líder del principal partido de la oposición PS (Partido Demócrata), Pierluigi Bersani, también condenó los desmanes, al comentar que "no hay motivo que pueda justificar estos disturbios".
Varios medios y la oposición criticaron sobre todo al ministro del Interior, Roberto Maroni, de la formación populista de derechas Liga Norte. Maroni, según denunciaron, impidió que los manifestantes irrumpieran en el Parlamento pero no los destrozos en el centro.
En una entrevista concedida al diario "Corriere della Sera", Maroni defendió su actuación advirtiendo de que pudo haberse registrado muertos y heridos graves como ocurrió durante la cumbre del G8 celebrada en Génova en 2001.
El Ministerio del Interior, explicó Maroni, esperaba que un millar de personas intentaran interrumpir violentamente la votación en el Parlamento. No se puede tolerar esta suerte de "nuevo terrorismo", afirmó.
Según los organizadores de las manifestaciones, tan sólo en Roma protestaron más de 100 mil personas contra la política del controvertido primer ministro y magnate de los medios de comunicación. Más de 1.500 policías habían sido movilizados para proteger el edificio del Parlamento.