Cinco carillas tenía el documento con el que el presidente de la Conferencia Episcopal, Alejandro Goic, llegó ayer a la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, donde se discute el proyecto de ley que regula la distribución de la "píldora del día despúes". Era la intervención que había preparado el sacerdote y en la que hizo un duro emplazamiento al Ejecutivo -autor de la iniciativa- y a la clase política.
"Venimos con el mayor respeto y con la mayor humildad", señaló de entrada. Pero, a renglón seguido, lanzó un duro comentario, que varios diputados presentes interpretaron como un cuestionamiento a la Concertación. "Personas que ayer defendían a la Iglesia ante quienes nos arrinconaban en nuestras sacristías por defender los derechos humanos es doloroso verlas hoy pretendiendo encerrar a la Iglesia en la 'sacristía' de una fe 'privatizada' y limitando nuestra palabra a los ámbitos de la feligresía", sostuvo Goic, quien estuvo acompañado del obispo auxiliar de Santiago, Fernando Chomalí, y el doctor Juan Antonio Bocaz, representante de la Logia Masónica.
El tono del mensaje y alusión al rol de la Iglesia en materia de DD.HH. sorprendió a algunos miembros de la comisión y a parlamentarios que acudieron voluntariamente a la sesión. Pero Goic continuó, aludiendo al momento en que se abrió el debate legislativo sobre el tema: "Nos causa gran preocupación que este debate se sitúe en un contexto político previo a las elecciones, en que los actores políticos van perfilando sus candidaturas junto a sus bases programáticas y discursos de campaña, al mismo tiempo que negocian nombres y cupos".
En su intervención, Goic también criticó que el debate se redujera al uso de la píldora y no se abordara la dimensión humana del problema. Y luego aludió tácitamente al gobierno de Michelle Bachelet: "Resulta difícil de comprender que un Estado promueva un bono a las madres por cada hijo nacido y que al mismo tiempo establezca políticas públicas en función del hijo que no se desea".
La alocución de Goic fue seguida por la de Chomalí, quien dio los fundamentos científicos en los que se apoya la Iglesia para decir que el fármaco es abortivo. Y después vino el turno de los diputados, que encendieron la sesión alinéandose o cuestionando los dichos de los prelados.
La más enfática fue la PPD María Antonieta Saa, quien encaró a Goic y a Chomalí por no respetar el derecho de las mujeres a decidir sobre su vida. "Cállate", le espetó el diputado gremialista Ramón Barros, añadiendo nuevos ingredientes de tensión.
Luego, el también UDI Patricio Melero pidió a Goic que aconsejara a los parlamentarios cristianos respecto de cómo debían actuar en esta materia. El prelado hizo una alegoría a los sacrificios de Tomás de Aquino en defensa de sus ideas y subrayó que "el cristiano tiene que ser coherente con su fe donde esté". "Lo que Goic les está recomendando es que se inmolen", diría después Saa.
Tras la sesión, la tensión se trasladaría al hall de la Cámara. Mientras la diputada PPD defendía el uso de la píldora y aseguraba que ésta no tenía carácter abortivo, Melero la rebatió ante las cámaras de TV.
Más tarde, en el mismo lugar, la vocera de gobierno, Carolina Tohá, respondería a la Iglesia. "Es totalmente válido que la Iglesia, que muchos actores promuevan un mensaje, pero al final los que deciden y a los que el Estado tiene que darles la decisión es a los chilenos y las chilenas", afirmó.