El 88º Abierto de Chile, que partió ayer en el Club Los Leones, tiene 91 jugadores extranjeros. ¿Cómo hacen los profesionales para mantenerse en los circuitos internacionales? ¿Cómo, para llegar a un lugar tan alejado de Estados Unidos y que el asunto siga siendo rentable?
Existen varios formatos de recaudación. El más reconocido es el de las empresas de representación, que tomar jugadores y les financian la carrera, a la espera de una futura retribución.
Es el caso del argentino Jorge Fernández-Valdés, quien es parte de la empresa KPMZ Sports Management, donde uno de los socios es el futbolista Sergio Agüero. La K del nombre de la agencia es por Kun, el apodo del goleador.
"Sergio es un tipo muy simpático, increíble para ser la persona que es, muy humilde. A él le gusta jugar golf, como a muchos profesionales de otros deportes y así se acercó a esto", cuenta el cordobés, de 22 años.
Antes, la empresa sólo representaba futbolistas. Con el cambio a buscar golfistas, el primer beneficiado fue Fernández-Valdés, desde el año pasado. Este 2014 sumaron a su compatriota Estanislao Goya, del European Tour.
El golfista, que marcha quinto en Los Leones (-4), explica cómo es la labor de la empresa de representación: "Auspician jugadores y a la vez hacen la parte de managment, que es conseguir los sponsors. Tratan de darnos la mayor tranquilidad, para que pensemos sólo en jugar golf, en descansar, en comer bien; ellos se encargan de la parte financiera".
Otra manera muy popular es similar al de las empresas, pero con personas naturales, es decir, mecenas que ayudan a golfistas, muchas veces en espera de ganancias, aunque en otras simplemente por el hecho de ayudar. Si al tiempo ven que el asunto no rinde ni se molestan en cobrar.
Una tercera opción son los grupos de personas que ayudan a jugadores. Así le pasó a Juan Cerda, cuando este año perdió a su principal auspiciador. Lo de los socios del Club de Polo "son donaciones", aclaró el puentealtino esa vez.
Cody Paladino también está en Sudamérica gracias al aporte de los socios de sus dos clubes, en Connecticut y Florida. "Mi familia no es de mayores recursos, sólo tengo a mi madre, no padre. Muchas personas se juntan y me dan dinero para empezar, este es mi primer año como profesional. El sistema es particular, porque tengo contratos diferentes con cada persona". Unos le prestan el dinero y otros recuperan la plata y después le siguen cobrando un porcentaje de los premios.
"Se siente un poco la presión de tener que devolver ese dinero, pero es la realidad de esta profesión", agrega el estadounidense, de 25 años y que está 16º, con -3.
Jugar el PGA Latinoamericano "cuesta unos dos mil dólares por semana", según cuenta Paladino. No es una cifra elevada, si se considera que disputar un circuito pequeño en Estados Unidos puede costar unos mil dólares la sola inscripción y no les da la posibilidad de acercarse al PGA Tour.