El Día de la Mujer, celebrado ayer, habla, entre otras cosas, de la igualdad de género. Un concepto que hace tiempo también se ha querido instalar en los deportes y, específicamente, en el fútbol. Chile no es la excepción y, desde 2008, esa idea ha ido creciendo en las canchas criollas, especialmente desde el Mundial Sub 20 femenino desarrollado en el país.
Con mucho trabajo, varios clubes lograron sostener en el tiempo sus ramas femeninas, pero a finales de enero, Unión Española y Audax Italiano, dos de las instituciones más tradicionales del balompié local, remaron en contra de este plan de integración. Rojos y verdes optaron por clausurar a sus equipos de damas, lo que dejó a cerca de 120 jugadoras abandonadas a su suerte. Así lo relatan Isis Muñoz y Valeria Lucca, capitanas de ambos conjuntos.
Las chicas hispanas contaban los días para reencontrarse con sus compañeras en la temporada 2016, pero el 29 de enero llegó la mala noticia. En el mismo Estadio Santa Laura, con sus familiares instalados en las gradas, las mujeres de Unión conocieron la determinación del club de boca del propio coordinador general de las divisiones inferiores, Andrés Fabry. "El fútbol femenino no va más", dijo, de acuerdo al relato de Muñoz.
Al otro lado de la ciudad, en el Estadio de La Florida, se fraguaba el mismo final. La comunicación formal le llegaba a Valeria Lucca: "Me citaron a una reunión. Ahí me contaron que por decisión de la directiva, la rama femenina no seguía", explica la futbolista. El sueño de su vida -y su trayectoria de ocho años en el club- terminaba de golpe. Y no había vuelta atrás, por lo que tocaba buscar nuevos horizontes.
"Es por machismo. Teníamos lo mínimo y nunca reclamamos nada. Nos cortaron de un día para otro", denuncia, sin miramientos, Isis Muñoz, condenando la poca información recibida de parte de la institución y la ambigüedad con la que la dirigencia acometió el cierre de su rama femenina. Motivos netamente discriminatorios a juicio de las damnificadas.
Desde sus trincheras, las chicas ibéricas realizaron manifestaciones frente al Estadio de Independencia para mostrar su descontento, mientras al otro lado, Lucca y sus compañeras, buscaban alternativas. "Estaban jugando con nuestras ilusiones", asegura la capitana de Audax, quien lejos de rendirse, adoptó junto a sus compañeras la decisión de formar un club deportivo, gestionado por ellas mismas.
Un proyecto que, según la futbolista, contaba con el beneplácito del cuadro itálico y la aprobación de la ANFP, pero que nunca llegó a concretarse por desidia de la directiva del cuadro floridano. Una hipótesis que Lorenzo Antillo, presidente de Audax, niega rotundamente, asegurando de paso que el club contempla todavía dicha alternativa: "Las muchachas nos hicieron llegar esta idea y es una opción que se está evaluando. La idea de ellas es acceder a la competencia en el segundo semestre de 2016", manifiesta el timonel.
Un negocio poco rentable
Pese a la sensación de pena, rabia y desazón que las invade, las 120 chicas perjudicadas por el cierre de las ramas deportivas de Audax y Unión, tratan de mirar al futuro con optimismo. El que no poseen los dirigentes de estos clubes en el balompié femenino como negocio: "Tal y como están hoy la industria y la situación económica del club, se nos hace imposible financiar el fútbol femenino", reconoce Antillo, quien tilda la determinación adoptada de "no definitiva".
Más categórico o, si se prefiere, aún menos esperanzado, se muestra Johnny Ashwell, gerente deportivo de Unión Española, para quien la ruptura entre el club y la rama femenina es casi inapelable: "No tenemos las infraestructuras necesarias para mantener al equipo entrenando. No hemos conseguido sponsors para poder financiar esa actividad. El fútbol femenino no tiene ni el apoyo ni la difusión suficiente como para poder mantenerlo", sentencia el directivo, olvidando, tal vez, que dos equipos completos han sido disueltos por motivos de mera rentabilidad, y que el único que ha perdido ha sido el fútbol.