Durante todo diciembre, las ciudades alemanas se iluminan por el colorido de los distintos mercados navideños que aparecen como lunares en su geografía, en una tradición que se remonta al siglo XV, donde la costumbre —además de comprar regalos— es beber cerveza, licores y una especie de vino navegado (glühwein) con salchichas (wurst).
En ese ambiente ocurrió el ataque al mercado navideño ubicado en la Breitscheidplatz de Berlín, a pasos de la iglesia-memorial Gedächtniskirche —uno de los más visitados atractivos turísticos del sector occidental de la ciudad—, cuando un camión de alto tonelaje se estrelló con el público que llenaba la plaza.
Al cierre de esta edición, el vehículo había matado a 12 personas mientras otras 48 continúan heridas.
En la capital alemana, ninguna autoridad ha confirmado que se trata de un atentado provocado por fanáticos terroristas, ni ningún grupo se ha adjudicado el ataque, mientras esta madrugada la policía berlinesa habló por primera vez de un "presunto ataque terrorista". Por mientras, las imágenes de la gente embestida y aplastada por el camión siguen dando la vuelta al mundo.