Si se reunieran todos los González de Chile llenarían seis veces el Estadio Nacional. O si hubiera que reemplazar toda la población de Valparaíso por personas de un solo apellido, bastaría con llevar a los Muñoz a vivir en los cerros. Según el Registro Civil, sólo 10 apellidos agrupan a 2,8 millones de chilenos. Son los más comúnes y todos tienen origen hispano.
González es lejos el más común: hay 355.506 personas inscritas bajo ese apellido. Le siguen otros 270.146 Muñoz y 203.146 chilenos más apellidados Rojas. Un poco más atrás los conocidos Díaz, Pérez, Soto y Contreras.
José Francisco Urzúa, experto del Instituto Chileno de Investigaciones Genealógicas y co-autor de Familias Fundadoras de Chile, explica que las denominaciones más conocidas "vienen de personas que llegaron durante la Colonia. Debido a que llevan siglos en el país se van mezclando y subiendo en número". Como ya eran varios, el factor azar pudo llevar a que un apellido se repitiera por generaciones. "Esto también depende de la fertilidad o que, incluso, nazcan más hombres que perpetúen el apellido", sostiene Urzúa.
Eso sí, historiadores y especialistas no han podido determinar con exactitud de dónde vinieron. Genealogistas como Tomás Pino Aldunate han publicado que los González, por su extensa descendencia, provinieron de varias regiones de España y llegaron a Chile en el siglo XVII.
Pero que sea masivo no es algo único de Chile. González es también uno de los más típicos de España -es patronímico y deriva del nombre Gonzalo, muy común en la Edad Media- y abunda en otros países hispanoamericanos. Los Rojas serían aragoneses y llegaron al país en 1600, y los Pérez se asentaron en Chile a partir de 1677, y vendrían de Castilla.
El presidente del Instituto Chileno de Investigaciones Genealógicas, José Miguel de la Cerda, dice que "el origen es muy diverso" y revela algunas ramas en Chile. Cuenta, por ejemplo, que la familia del obispo Tomás González es una de las más antiguas con ese apellido; que el español Bartolomé Muñoz, originario de Granada, se casó en Curicó en 1759 y dejó una extensa descendencia, a la que está enlazada la socialité Julita Astaburuaga, o que en La Serena hay muchos Rojas que provienen de Diego de Rojas, un colono español de Madrid, que se afincó en la zona.
LOS CAMBIOS
Casualmente, González es el apellido más cambiado en los últimos cinco años, con nueve casos, según el Registro Civil. Mientras que Orellana se repite como el más demandado, pero en ningún caso esto responde a un patrón común. En ese período, 252 personas han modificado su apellido en Chile, aunque no se lleva un registro de las razones para los cambios. Sí se observan muchos apellidos de origen indígena que han sido modificados: hay casos como un Catrigual que se cambió a Andwandter, un Huiriqueo a Pedraza, un Huincahue a Cáceres, un Mamani a Marín, un Campillay a Rosset, un Huenul a Sagredo y un Llauca a Vidal.
El director del Registro Civil e Identificación, Christian Beehm, explica que se puede modificar el apellido por dos vías: frente al mismo Registro (por errores en la inscripción) o bien por la judicial, cuando el nombre fue motivo de burlas o causó menoscabo moral. Incluso, haber sido conocido por otro nombre por más de cinco años.