Pasó del segundo piso de La Moneda a ser el futuro ministro de la Secretaría General de la Presidencia. Gonzalo Blumel -uno de los hombres de confianza del presidente electo, Sebastián Piñera- estuvo acompañado de su familia, el martes, cuando fue ratificado por Piñera, en el ex Congreso en Santiago.
Hasta marzo será el director ejecutivo de la Fundación Avanza Chile y a partir de ahí solo se enfocará en su tarea como titular de la Segpres.
Pese a eso, esta semana no ha parado de trabajar. Sostuvo una serie de reuniones con parlamentarios de Chile Vamos para coordinar la agenda de marzo y recibir propuestas para la designación de subsecretarios e intendentes. Además, ha mantenido contactos informales con personeros de la Nueva Mayoría y del Frente Amplio. Su objetivo, dice, es "tener una política de puertas abiertas" con su coalición y la futura oposición.
Se decía que lo más seguro es que usted volviera a liderar el segundo piso de La Moneda. Finalmente el presidente electo optó por nombrarlo en la Segpres. ¿Le acomoda?
En esta materia yo siempre he pensado que uno tiene que ser más bien un soldado de la causa y ponerse a disposición de lo que el presidente determine. En cualquiera de las dos funciones hubiese sido un honor y una responsabilidad. Y estar en la Segpres es un honor muy grande, un compromiso grande y agradezco la confianza del presidente.
Previo al nombramiento, en Chile Vamos advertían que en Segpres debía haber una persona con experiencia política porque no cuentan con mayoría en el Congreso. ¿Le juega en contra eso?
En general para los ministerios y en particular para la Segpres es difícil encontrar una fórmula aprobada para los ministros. De hecho, si uno mira la historia de la Segpres hay ministros que no venían del mundo parlamentario o político-partidista. Por ejemplo, Edgardo Boeninger y Cristián Larroulet fueron grandes ministros. Y hay otros que venían del mundo parlamentario que tuvieron mayores dificultades para ejercer su cargo. Creo que en esto no hay una fórmula única, lo único que corresponde es trabajar mucho y estar muy abierto a buscar acuerdos.
Su nombramiento tiene dos simbolismos en el gabinete. Primero, el presidente electo decidió tener a su círculo más estrecho en La Moneda. ¿Qué lectura hace de eso?
En general discrepo un poco respecto a catalogar a las personas en función de ese tipo de adjetivos. Yo creo que finalmente lo que el presidente hace es combinar una serie de factores, que el presidente Piñera mencionó. Tiene que ver, por ejemplo, con combinar experiencia con juventud, con combinar capacidades políticas y técnicas. Y si ves, en el comité político está representado los tres partidos más grandes de la coalición: está RN, la UDI y Evópoli.
Hay un hecho concreto: en el comité político hay tres personas que, más allá de que sean militantes, son del círculo cercano. ¿Eso asegura que haya un mejor gobierno?
Creo que el comité político por definición tiene que ser una combinación de confianza personal y política, eso es tremendamente importante. La historia muestra que, cuando eso ocurre, los equipos funcionan de mejor manera.
El segundo simbolismo es la renovación. Prácticamente la única señal de renovación es usted.
Discrepo de eso, porque la renovación no es solo generacional, es también intelectual, política.
Pero hay seis ex ministros y seis parlamentarios…
Si hay seis ex ministros quiere decir que hay 17 que no fueron ministros anteriormente, entonces, hay una preocupación de renovación importante. Hay gente como la nueva ministra de la Mujer (Isabel Plá), el nuevo ministro de Educación (Gerardo Varela) y la de Cultura (Alejandra Pérez), que vienen a aportar a la renovación de Chile Vamos.
En Chile Vamos han dicho en privado que el gabinete dificulta la proyección política de la coalición. Porque son rostros que van más de salida que iniciando una carrera política. ¿Comparte ese diagnóstico?
La función de los ministros es ser buenos ministros. La principal prioridad debe ser poder combinar los factores de experiencia, renovación, con capacidad política y técnica.
¿No es un desafío que el gabinete sirva de plataforma para que puedan surgir liderazgos presidenciales?
Eso es la consecuencia de un buen gobierno. Los ministros y las ministran van a tener una proyección política en la medida en que hagamos un buen gobierno. La principal prioridad y mandato que ha pedido el presidente Piñera es hacer un buen gobierno y cercano a la gente.
¿Cuánto pesan las críticas que hicieron desde la Nueva Mayoría a algunos de los nuevos ministros, entre ellos, a Gerardo Varela?
Me quedo con lo que dijo el Presidente Lagos y algunos líderes de la Nueva Mayoría: que a los ministros primero hay que verlos actuar y que el resto es un prejuicio. Yo tengo la impresión que en algunos sectores del Frente Amplio están teniendo exceso de… o les está faltando tolerancia. Y una de las bases centrales de la democracia es tener tolerancia. Entonces, hacer opiniones tajantes antes de ver a los ministros actuar, a mi juicio, no es más que prejuicio.
¿Comparte las críticas que apuntan al perfil conservador del gabinete?
Este es un gabinete mucho más diverso de lo que algunos, prejuiciosamente, han querido ver y eso estoy seguro que se va a ir expresando con mayor claridad una vez que los ministros ejerzan. Hay gente con un perfil más liberal, más conservador, y más socialcristiano. Es un gabinete que refleja bien la diversidad que hay en Chile Vamos, que es mucho mayor que la diversidad que tenía hace algunos años atrás.
En materia legislativa, Chile Vamos enfrentará a partir de marzo un Congreso donde estará en minoría. ¿Cómo se plasma una política de acuerdos con la futura oposición?
La experiencia muestra que en la medida que haya una disposición al diálogo y que haya una actitud de colaboración se produce una interacción entre gobierno y oposición que permite ir aprobando e impulsando las iniciativas fundamentales del programa de gobierno. De hecho, yo tengo la convicción de que en la medida que los proyectos van en beneficio de la gente nadie se resta de eso. Soy optimista en que vamos a poder ponernos de acuerdo.
Más allá del optimismo que plantea, ¿ve viable que se pueda llegar a acuerdos con el Frente Amplio o con el Partido Comunista?
No creo que haya algún sector político que vaya a restarse, por ejemplo, de aprobar la reforma a la infancia que nosotros estamos proponiendo, o de terminar con el Sename. En ese sentido, creo que el sello social de nuestro gobierno, que va a ser muy marcado, va a ser también muy convocante, más allá de las diferencias.
¿Cómo vaticina la relación, particularmente, con la UDI? Jacqueline van Rysselberghe se molestó cuando usted se reunió con la disidencia.
La Segpres tiene dos funciones fundamentales: una, apoyar al presidente y a los ministros en la implementación del programa de gobierno y la segunda es mantener una relación política e institucional con el Congreso y en particular con la coalición, con Chile Vamos. Desde ese punto de vista, va a ser una relación formal, institucional, a través de canales formales que van a existir, con presencia permanente en el Congreso. Tendremos una política de puertas abiertas en La Moneda particularmente con Chile Vamos, pero también con la oposición.
¿Cree que se pueda repetir el escenario de la administración pasada, donde hubo bastante fuego amigo?
Tengo la impresión de que Chile Vamos ha ido aprendiendo la lección y que ha entendido el mensaje de la ciudadanía en las elecciones, que lo que quiere es unidad en la diferencia o unidad en la diversidad. Por lo tanto, creo que en esto para que funcione de buena forma siempre lo que tiene que primar son los canales institucionales, más que las relaciones personales, que son muy importantes, por cierto, pero son los mecanismos institucionales los que vamos a establecer entre el gobierno y Chile Vamos, y también entre el gobierno y la oposición.
Piñera ha dicho que dentro de las prioridades está la reactivación económica, pensiones, adultos mayores e infancia. ¿Con cuáles proyectos se partirá en cada área?
El sentido del primer tiempo del gobierno va a ser encausar a Chile en la senda del progreso solidario, que tiene tres prioridades. Primero, que Chile recupere la capacidad de crecer. El segundo gran sello es el social. Esto será algo distintivo para este segundo gobierno del presidente Piñera. Que quede muy claro que lo que nosotros queremos es un crecimiento para la gente, un desarrollo, pero con apellido, humano e integral. Y para que este sello social se haga carne tenemos un conjunto de iniciativas que, en una primera etapa, son tres. Una es la agenda de infancia, que incluye la modernización del Sename, el acceso universal y gratuito a la educación parvularia, la reforma a la ley de adopciones y un conjunto de iniciativas de nuestro programa. También es fundamental una reforma a las pensiones, para mejorarlas e introducir más competencia a las AFP. Y, adicionalmente a eso, una política de envejecimiento positivo. Y el tercer gran foco en materia de política social es la puesta en marcha de la red de clase media protegida (...). También será prioridad la modernización del Estado.
En pensiones hay un proyecto en tramitación, diferente al de ustedes. ¿Lo retirarán?
Tenemos que ver en primer lugar qué es lo que pasa con el proyecto del gobierno, que tuvo un fracaso legislativo muy grande. Todavía hay una discusión sobre si pasó o no pasó a su segundo trámite constitucional y, adicionalmente, nuestro proyecto es de una naturaleza muy distinta al que presentó el gobierno. Ahora, nosotros estamos completamente abiertos a buscar acuerdos. Va a haber diálogo para construir una propuesta que aúne la mayor cantidad de voluntades posibles.
¿Qué pasa con los proyectos con tramitación avanzada que no se van a aprobar? Por ejemplo, el de identidad de género.
El Congreso tiene la potestad de seguir tramitando todas las iniciativas que no son de iniciativa exclusiva del Ejecutivo. En ese sentido, esa discusión está abierta, el gobierno ha manifestado intención de aprobarlo y tenemos que esperar que termine esta legislatura. Adicionalmente a las tres grandes prioridades, nosotros tenemos un catastro de más de veinte proyectos de ley que presentamos en la legislatura anterior, que quedaron pendientes, que este gobierno no las ha impulsado y que son tremendamente importantes. Por ejemplo, la modernización de la Onemi, la reforma al Código Procesal Civil o la ley de migraciones. Todas estas iniciativas son tremendamente importantes, son muy necesarias y nosotros también estamos trabajando para partir la tramitación de esos proyectos que quedaron pendientes, hemos perdido cuatro años y hay que recuperar ese tiempo.
Con respecto al proyecto de matrimonio igualitario, ¿van a dejar que continúe su tramitación?
El presidente Piñera ya lo ha dicho: no forma parte de nuestro programa de gobierno, pero el Congreso tiene todas las atribuciones para seguir discutiéndolo si es que le parece que es un proyecto relevante.
Usted es partidario del matrimonio igualitario, ¿le gustaría impulsarlo?
Lo central en mi cargo es la concreción del programa de gobierno y mis apreciaciones personales no son tan relevantes como lo que el programa de gobierno comprometió.
Pero me imagino que el programa de gobierno no es un dogma…
Evidentemente los programas de gobierno no son biblias, ni son las tablas de la ley, pero es un mandato democrático. Y mi rol como ministro de la Segpres es colaborar con el presidente, con la coalición y con el Congreso para la concreción del programa de gobierno. Ahora, aquello que no está en el programa de gobierno, habrá espacio para dialogar, para debatir las distintas iniciativas y reiterar un punto: el Congreso es soberano para poder discutir proyectos e iniciativas que no formen parte del programa de gobierno.
Andrés Chadwick recalcó que no habrá modificaciones a la ley de despenalización del aborto en tres causales. ¿Eso fue una señal para tranquilizar a la ciudadanía por el perfil más conservador de algunos ministros, entre ellas, Isabel Plá?
Bueno, eso ya lo planteó el presidente durante la campaña. Lo que tenemos considerado en nuestro programa es fortalecer los programas de acompañamientos de los embarazos vulnerables, porque la ley tiene un conjunto de restricciones que hacen que estos programas sean poco efectivos. Por de pronto, fortalecer la participación de la sociedad civil.
¿Eso lo harán a través de un proyecto de ley o vía administrativa?
Lo tenemos que estudiar. Porque hay algunas cosas que se podrán hacer por vía reglamentaria y las que requieran ley, se harán por ley.