El escenario proyectado para el equilibrio de las cuentas públicas es de por sí complejo, pero Gonzalo Sanhueza, economista y director de Econsult RS Capital, miembro del Consejo Fiscal Asesor del Ministerio de Hacienda, asegura que es más complicado aún si se mide con supuestos "realistas".
En este sentido, Econsult calculó que si el crecimiento de la economía fuera de 2,5% entre 2017 y 2020 -el piso del PIB potencial de Chile definido por el Banco Central-, las holguras de gasto serían menores a las establecidas por la Dirección de Presupuestos (Dipres). Así, el déficit de recursos para sustentar los gastos comprometidos pasaría de US$ 1.793 millones a US$ 5.397 millones en dicho período, cercano a un 2% del PIB. En tanto, el déficit efectivo sumaría US$ 30.328 millones en los próximos cuatro años, US$ 4.460 millones sobre lo que estaría calculando Dipres.
¿Tienen espacio los próximos candidatos para prometer nuevos programas, nuevos gastos?
No hay holgura fiscal y no hay espacio para subir impuestos, por lo que, probablemente, se deba reestructurar el gasto. Se deben revisar programas -y está claro lo difícil que es cerrar programas sociales-, pero también se debe analizar el tamaño del Estado. Hemos estado viendo que la carga del sector sigue creciendo, y a través de sus renegociaciones anuales y los paros ha ido aumentado su participación dentro del gasto total. Son desafíos políticos enormes. Probablemente, van a trascender el próximo período presidencial.
Además, usted plantea que los supuestos del Ministerio de Hacienda son optimistas.
Los supuestos macroeconómicos son bien optimistas en el cálculo de Dipres si se mira la economía hoy. En el informe de Hacienda se supone que el PIB crecerá 3,5% en promedio, y que el gasto avanzará un 4,6% promedio. Pero llevamos tres años con un crecimiento más cercano a 2% y el próximo año estará entre 2% y 2,5%. Los parámetros en que se sustenta esto hay que lograrlos todavía.
¿Por qué asegura que no hay espacio para subir impuestos?
Porque ya tuvimos un incremento importante y la tasa del impuesto corporativo en Chile no es baja. De hecho, al alcanzar un 27% con la reforma tributaria en régimen estaremos en la parte alta de los países de la Ocde, considerando, además, que la mayoría viene bajando sus tasas. Por otra parte, el IVA también es bastante alto, y el impuesto al ingreso es de 35%. Ya es una estructura tributaria pesada. Así y todo, no alcanza para los próximos años.
¿Hay que preparase para una deuda pública que aumente más rápido que lo anticipado?
El próximo período presidencial será bien complejo en el manejo de las finanzas públicas, y el principal riesgo que tenemos como país es que finalmente se pierda la disciplina fiscal que nos ha caracterizado, perder la regla de balance estructural. Un gobierno más populista podría sencillamente generar mayores déficit, dejando de cumplir con la regla, que es ir reduciendo el déficit estructural en 0,25 puntos por año. Por eso, es tan importante avanzar en fortalecer la institucionalidad fiscal, lo que no se ha logrado avanzar nada en este gobierno.
Es un proyecto que se comprometió, pero que el ministro Valdés descartó llevar adelante por razones de agenda.
Nosotros, en el Consejo Asesor, tuvimos una agenda de trabajo en algún momento con la idea de que se reforzara la institucionalidad, de manera que a futuro, cualquiera sea el gobierno, no se pierda la disciplina fiscal. Ha sido carísima para los países que la han perdido, como se ha visto en algunos países de Europa, lo que significó en Estados Unidos..., para qué hablar de Latinoamérica. Además, algunos países perdieron su disciplina fiscal en un muy corto plazo. Hace falta una institucionalidad que pueda ser un contrapeso, hay que recordar que cuando entre un nuevo gobierno volverá a definir su propia meta fiscal.
Las agencias calificadoras de riesgo no verían esto con muy buenos ojos.
Claro, y llevará a que el país vaya perdiendo grados de inversión. Eso implica aumentar los costos de la deuda que ya tiene el Estado (que es bastante grande) y empuja al alza la deuda del sector privado, lo que reduce, a su vez, la inversión. Pero más preocupante aún es que nos pone en una posición más vulnerable en situaciones de crisis financieras internacionales. En esos casos, el financiamiento no es solo más caro, sino que a veces es imposible conseguir recursos.
La regla fiscal es un activo que el país tiene, y uno que el ministro Rodrigo Valdés se ha preocupado de ir defendiendo, pero no está haciendo el cambio institucional que garantice que a futuro eso se va a mantener.
¿Le parece que estos puntos serán parte del debate de la carrera presidencial este año?
Me parece que el debate deberá estar enfocado en propuestas por la institucionalidad fiscal. Desde que se inventó la regla del balance estructural, a principios del 2000, todos los gobiernos han ido haciendo aportes en este sentido.
Por otra parte, para salir de este problema de cuentas públicas se debe retomar el crecimiento económico. Si el próximo gobierno logra instalar una agenda pro crecimiento, y retomamos tasas del 4%, el problema fiscal se resuelve solo. Eso permitirá desarrollar una agenda social.