John Skillern creía, como muchos, que internet podía ser una especie de tierra de nadie para burlar la ley y, por ejemplo, compartir pornografía infantil.
El hombre, de 41 años, residente en Houston, Texas, ya había sido condenado en 1994 por haber intentado violar a un niño de ocho años.
Skillern pensaba que si mantenía sus imágenes en un borrador dentro de su correo electrónico, sin enviarlas, éstas quedarían sin registro ni con posibilidad de rastrearlas.
Sin embargo, la policía dio con el sospechoso y lo arrestó, gracias a la empresa en la cual mantenía su correo: Google.
Google admite que 'lee' los correos de los usuarios para insertar publicidad
La empresa advirtió su archivo ilegal en su cuenta de Gmail gracias a que cada imagen posee una especie de "huella digital" llamada hash. Se trata de un código único e irrepetible. La compañía posee un sistema automático capaz de registrar el hash de todos los archivos de las cuentas de sus usuarios, que compara con una base de datos con millones de imágenes de pornografía infantil incautadas. Si los códigos coinciden, como ocurrió en este caso, se entiende que la persona posee una copia de la imagen. Tras advertir la ilegalidad, Google acudió al Centro Nacional de Niños Perdidos y Abusados -organización no gubernamental, pero creada por el Congreso de EE.UU.- para dar el aviso, centro que cursó la investigación y permitió el arresto de Skillern.
Google enfrenta demanda por falta de privacidad en correos calificándola como demasiado grande
Sin embargo, la acción generó sospechas respecto de la revisión de archivos de sus usuarios por parte de Google. Efectivamente, la compañía revisa remotamente los archivos de todas sus cuentas, por lo que este año se vio obligada a cambiar sus términos de uso de su correo y otros servicios, señalando que todo el contenido ingresado a estos sistemas es analizado automáticamente, para obtener información que más tarde puede usarse para personalizar publicidad o detectar ilegalidades.