El Gran Camino Inca que unía los dominios del Imperio y hoy se extiende entre seis países sudamericanos, aspira a formar parte del Patrimonio de la Humanidad si prospera una de las iniciativas más ambicionas manejadas por la Unesco.

Expertos de Perú, Bolivia, Ecuador, Chile, Argentina y Colombia se han reunido durante cuatro días en Lima con representantes de la Unesco para preparar el cronograma de esta iniciativa que podría concretarse en 2012, según dijo hoy el director del Centro de Patrimonio Mundial de la Unesco, el italiano Francesco Bandarín.

Aunque la red de caminos incas llegó a tener unos 60.000 kilómetros de los que hay identificados 23.000, solo será el Gran Camino o Qhapac Ñan, de unos 6.000 kilómetros, que transcurre por el interior de los Andes, el que aspira a formar parte de la lista mundial del patrimonio.

Este camino salía de Cuzco, el llamado "ombligo del mundo" por los Incas, y se bifurcaba en cuatro direcciones por todo el imperio que ellos llamaban Tawantinsuyo (las cuatro regiones, en lengua quechua).

En el aspecto arqueológico, es comparable a las calzadas romanas, explicó Bardarín, pero lo que lo diferencia es que el Camino Inca sigue vivo, es usado por los pobladores de los Andes y alberga por ello importantes riquezas de las que la Unesco llama "inmateriales": lenguas, costumbres, músicas y todo tipo de formas culturales.

Por ello, entre los expertos reunidos durante cuatro días en Lima se encontraban arqueólogos, geólogos, etnógrafos, ambientalistas y geofísicos, estos últimos encargados de armonizar el sistema de mapas con los que los países deben representar sus partes del camino.

Estos expertos van a perfilar la candidatura del Camino Inca durante todo 2010 para presentarla en febrero de 2011 y que pueda así ser incluida en junio de 2012 en la lista del patrimonio mundial.

Solo el Camino de Santiago en España y el Camino Kij en Japón han conseguido entrar en el selecto grupo del patrimonio mundial, recordó Bardarín.

EL GRAN CAMINO
El italiano recordó que el Gran Camino, al discurrir por la alta montaña, "no ha sufrido demasiada presión ni intervención", dado que la población de estos países se concentra principalmente en las costas.

Aunque se llaman comúnmente "caminos incas", lo cierto es que la red de caminos que surcan los Andes fue construida por civilizaciones anteriores, pero los incas fueron los que la perfeccionaron y extendieron hasta el punto de que dejaron boquiabiertos a más de un cronista colonial español.

Los caminos podían ser de tierra afirmada, otras veces estaban empedrados e incluso con muros de contención, en ocasiones se adaptaban a las laderas en forma de escaleras y, en los casos más complejos, se tallaba la roca misma para crear peldaños.

Pero lo que todavía deslumbra es la compleja red de construcciones asociadas al camino: las "collcas" o depósitos perforados en la roca donde se almacenaba cereales o habas para que los viajeros encontrasen sustento en épocas de escasez, los puentes colgantes sobre los ríos y las "chullpas" o torres funerarias.

Y asociado al camino, aunque ya se haya perdido su figura, está el "chaski", el mensajero inca, que era generalmente un hombre joven y fornido capaz de cubrir veinte o treinta kilómetros a paso ligero por las montañas, hasta llegar a una posta donde lo esperaba un relevo fresco que portaba su mensaje o su carga.

Los soberanos incas tenían gracias a los chaskis una excelente red de información sobre los cuatro rincones del Tawantinsuyo, lo que les permitía anticiparse a rebeliones o prepararse para la guerra.

Según cuenta una de las leyendas, verídica o no, gracias a los chaskis y al Gran Camino, el soberano inca cumplía uno de sus caprichos de reyes: comer pescado fresco llegado el mismo día hasta Cusco desde las costas del lejano Océano Pacífico.