La memoria y el homenaje fueron dos de los ejes de la sexta edición del Festival Puerto de Ideas, que ayer finalizó en Valparaíso. Si el inicio estuvo marcado por una lectura poética de la obra de Gonzalo Rojas, y el sábado la tónica continuó con las charlas sobre Cervantes -con las reflexiones de los escritores Javier Cercas y Jorge Edwards- y Shakespeare -gracias al crítico inglés Gordon McMullan-, el rescate de la faceta recopilatoria de Violeta Parra destacó en la última jornada.
"Al igual que los grandes autores, Violeta tiene una dimensión universal, porque a través de ella hablan muchos otros cantores de los que tomó sus modos, su ética de vida, hasta lograr una voz únicaque tiene como gran aporte recoger la función ritual de la música". Así se expresó ayer la investigadora Paula Miranda en la mesa "Los 'puetas', maestros de Violeta Parra", moderada por la periodista Marisol García y donde también estuvo el historiador Claudio Rolle y el editor Miguel Naranjo.
Allí, en el Teatro Condell, se recordó cómo la autora de Gracias a la vida, desde 1953 y por una década al menos, recorrió campos y fundos de Chile, registrando en cintas y cuadernos las obras de los cantores y poetas populares. También se evocó la fundación del Museo de Arte Folklórico de la U. de Concepción (1958).
Los rescates que dieron nuevas luces a reconocidas figuras continuaron ayer con la charla de la crítica literaria argentina Beatriz Sarlo, quien ahondó en el linaje de la élite criolla emancipadora en la obra de Jorge Luis Borges, a 30 años de su muerte. También, con la celebración de los 60 años del Teatro Ictus, con parte de su elenco sobre el escenario (José Secall, María Elena Duvauchelle, Paula Sharim y Edgardo Bruna), recordando algunas escenas de sus obras más emblemáticas.
El hito de cierre, en tanto, se desarrolló al mediodía con el Gran Dominó del Puerto: un espectáculo que reunió un circuito de máquinas hechas con materiales reciclados y en el que participaron al menos 18 organizaciones porteñas para generar una coreografía de sonido y movimiento. Bomberos, la Escuela de Ingeniería del Duoc, Fundación Educarte y Balmaceda 1215 fueron algunas de las instituciones que aportaron con sus maquinarias e inventos construidos con pallets, latas, remolinos de colores, pelotas y escaleras.
Si bien no hubo fallas técnicas, el público familiar disfrutó la creatividad de la propuesta del arquitecto y artista Gaad Baytelman, quien lleva más de 40 años en el rubro de los efectos especiales. "Se han hecho efectos dominó antes, pero nunca algo urbano con la colaboración de toda la comunidad. Por el carácter único de la obra, estaba expuesta a fallas y a que nosotros hiciéramos algunas trampitas manuales. Mi idea es convertirlo en un género dentro del arte cinético, urbano y colaborativo", dijo Baytelman.
En términos de convocatoria, el festival estimó que este año asistieron unas 25 mil personas, cifra similar a la de 2015. "Estamos contentos porque sentimos que hemos llegado a la dimensión correcta de este evento", dijo la creadora y directora de Puerto de Ideas, Chantal Signorio. "Es fácil engolosinarse con atraer cada año a más público, pero pensamos que tenemos el número de actividades y la convocatoria ideal para que este festival sea también una experiencia personal. Este año, además, hemos emitido las conferencias por internet con plataformas de streaming como Facebook Life, que han tenido mucho éxito y con las que podemos llegar también a más personas".