Nacidos con sólo cuatro años de distancia, Richard Strauss y Gustav Mahler fueron contemporáneos, admiradores mutuos y las dos máximas figuras de la música germana de fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Las coordenadas de intersección, sin embargo, llegan hasta ahí y el resto son diferentes destinos y suertes, una muy exitosa y la otra algo trágica: Strauss fue célebre como compositor y director de orquesta, y murió con el porte de una institución nacional a los 85 años; Mahler sólo fue respetado como conductor y tras perder a su hija, una endocarditis bacteriana lo mató a los 50 años en un hospital de Viena.
A 68 años de la muerte del alemán Strauss y 106 de la del austríaco Mahler, el maestro Juan Pablo Izquierdo practica su personal intersección de ambos mundos musicales, en principio muy diversos. El primer programa de la temporada de conciertos del Teatro Municipal reúne a los dos creadores, a los que se une, como gran obra tutelar, la obertura Don Giovanni de Wolfgang Amadeus Mozart.
El concierto, el jueves 10 y el viernes 11 de marzo, estará a cargo de la Orquesta Filarmónica de Santiago, con la que Izquierdo fue justamente en los años 80 el mayor difusor de la música de Mahler en Chile, interpretando sus nueve sinfonías en teatros e iglesias. Tras la obra de Mozart se tocarán las Canciones a los niños muertos (Kindertotenlieder) de Mahler y el poema sinfónico Así habló Zarathustra de Strauss.
"A pesar de que hacían música muy diferente, existía una admiración mutua entre ambos. Mahler era el director de la Opera de Viena en la época que Strauss iba a estrenar su ópera Salomé ahí, basada en la obra de Oscar Wilde, pero por la connotación del libreto la censuraron y no pudo darse. Se cambió entonces el estreno a la ciudad de Graz y Mahler estaba en primera fila del público. Había sido un promotor de Salomé", comenta Juan Pablo Izquierdo.
Estrenado en 1896, Así habló Zartathustra es una ambiciosa composición a toda orquesta que se inspira libremente en el libro homónimo de Friederich Nietzsche y cuya introducción se hizo popular en los créditos iniciales de la película 2001: Una odisea del espacio de Stanley Kubrick. "El manejo orquestal de Strauss es extraordinario e incluso otros grandes orquestadores como Maurice Ravel lo estudiaban. La obra se divide en nueve partes inspiradas en el libro de Nietzsche, que había causado una gran impresión en Strauss. Los temas se van entrelazando entre sí hasta llegar al tópico del eterno retorno, que es el encuentro del individuo consigo mismo. Aquí también vemos el tema de las Doce campanadas, que también usó Mahler en su Tercera sinfonía. Es más, Mahler utilizó el texto de Así habló Zarathustra para las partes cantadas de esa sinfonía. Eso habla de la importancia que tuvo Nietzsche para estos dos músicos", explica Izquierdo.
Si acaso la composición de Strauss es pura magnificencia, las Canciones a la muerte de unos niños de Mahler (1905) es, por el contrario, una creación intimista. "Se trata de cinco lieder con letra del poeta Friedrich Rückert, pero aquí la orquesta es más bien de cámara, lo que no significa que no sea difícil. Antes de las dos obras tocaremos la obertura Don Giovanni de Mozart, que puede parecer fácil, pero a la larga es lo más difícil. Tanto Mahler como Strauss eran admiradores y grandes directores de Mozart", comenta Izquierdo, que en las canciones de Mahler dirigirá a la mezzosoprano Evelyn Ramírez. Sobre el estilo de dirigir de Strauss y Mahler, Izquierdo enfatiza: "Eran magníficos conductores, pero hasta en eso diferían. Mientras Mahler era de amplios gestos y muy histriónico, Strauss era cool y apenas se movía del podio".
Marzo beethoveniano
Beethoven será otra de las figuras importantes en la inauguración de las temporadas clásicas. Coincidiendo con los 190 años de su muerte, la Orquesta Sinfónica de Chile dirigida por su titular, Leonid Grin, hará un extenso programa el viernes 10 y el sábado 11 de marzo. Se trata de la Cuarta y la Tercera Sinfonía, conocida como Eroica (en italiano). Una semana más tarde el mismo Grin conducirá la Sinfonía Fantástica de Hector Berlioz, creación de revolucionaria orquestación estrenada en 1830, apenas tres años después de la muerte de Beethoven.
El 24 de marzo es otro día dedicado al genio de Bonn, pero desde el Teatro Municipal: el pianista chileno Alfredo Perl tocará nada menos que cinco sonatas en una sola velada. Se trata, en orden de ejecución, de las números 10, 27, 31, 16 y 26, conocidas como Los adioses. Es una combinación ecléctica, con sonatas de juventud y también con la 31, compuesta al final de su vida.
Mozart es otro compositor importante durante marzo en el Municipal. Francisco Rettig dirigirá su Cuarto concierto para violín el miércoles 15 y jueves 16, aunque el plato de fondo es la Sinfonía N°4 Romántica de Anton Bruckner. Donde Mozart no es acompañamiento sino protagonista es en las presentaciones del miércoles 22 y jueves 23, en las que el director titular Konstantin Chudovsky conducirá la Gran misa en do menor, la más extensa de las obras religiosas del músico de Salzburgo. Con influencia de Bach y Handel, la Misa en do menor es, como el Réquiem, una creación inconclusa. Si a este último lo detuvo la muerte, a la Misa la interrumpió una razón más prosaica: nadie quiso pagar por adelantado y Mozart decidió dedicarse a alguna composición lucrativa.