Se podría decir que es un gran combo lírico con todo lo que un lego debe conocer de ópera italiana en sesión incentiva de dos horas. Más allá de eso es también una exhaustiva selección de algunos de los momentos estelares de la lírica, incluyendo los pasajes más conocidos de La traviata o Rigoletto de Verdi, pero además de La bohème o Tosca de Puccini. Y, por si fuera poco, se agrega una pieza de Enescu y el popular Capricho español de Rimsky-Korsakov. Será el concierto final de la Temporada 2017 de CorpArtes.
La cita es mañana a las 20 horas en el Piso -2 del Teatro de la Fundación CorpArtes, donde el maestro a cargo del recital lírico y orquestal será el conductor francés Benoît Fromanger (1959). Dirigirá a la Orquesta Sinfónica de Bucarest y a los cantantes invitados, ambos polacos: la soprano Joanna Woś y el tenor Tadeusz Szlenkier.
Formado como flautista junto al gran intérprete galo Jean-Pierre Rampal y ex integrante de la prestigiosa Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, Fromanger destaca actualmente en la dirección, particularmente al frente de la Sinfónica de Bucarest (Rumania) y la Sinfónica de la Radio de Eslovenia. Con la primera ofrece esta gira latinoamericana de grandes éxitos de la ópera italiana, que además lo lleva a Argentina y Perú, pasando por Chile.
El concierto parte con la Rapsodia rumana N° 1 de George Enescu (1881-1955), el más ilustre de los compositores rumanos. "Los músicos de la Sinfónica de Bucarest se saben las composiciones de Enescu de memoria y le dan un vigor inaudito", comenta Fromanger al teléfono desde Buenos Aires.
Luego vienen la óperas, que en la primera parte incluye Una furtiva lágrima de El elixir de amor de Donizetti, Casta diva de Norma de Bellini, E lucevan le stelle de Tosca y Sì, mi chiamano Mimì, una de las cuatro arias que se cantarán de La bohème. Estas dos últimas óperas son de Giacomo Puccini.
Del músico nacido en 1858 y muerto en 1924, Fromanger dice: "Es un compositor muy profundo en términos emocionales y con arias que de cierta forma le deben al estilo del bel canto de Donizetti y Bellini. En Puccini, la voz es la jefa de todo y la orquesta le sigue los pasos. La gran tradición de la ópera italiana se acaba con Puccini, en términos de popularidad. Por supuesto que en el siglo XX, hay importantes operistas en Rusia o Gran Bretaña, pero no con al nivel de masividad que tuvo Puccini".
La segunda parte se abre con É strano, de La traviata, de Giuseppe Verdi, el más emblemático de los operistas italianos. Le siguen de la misma ópera Lunge da Lei... De' miei bollenti spiriti para luego continuar con Addio! Speranza ed anima sol tu sarai per me de Rigoletto, otro de los caballos de batalla de Verdi junto a La traviata. Después la orquesta se toma toda la velada con la obertura de La fuerza del destino (otro Verdi), para rematar con Puccini otra vez: Addio fiorito asil y Bimba dagli occhi, ambas de Madama Butterfly.
"Me gusta decir que tocar una ópera de Verdi es lo más parecido al cine que puede haber existido en pleno siglo XIX. Sus óperas proveían la clase de música y de historias románticas que una producción de Hollywood podría ofrecer un siglo después al público masivo, al estilo de las grandes producciones americanas", reflexiona Fromanger.
¿Y que hay de Rimsky-Korsakov, que concluye todo?: "Lo que me llama la atención de composiciones como su Capricho español es que se trata de auténticas piezas de imaginación, muchas veces creadas por compositores que nunca fueron a los lugares señalados. La Sinfónica de Bucarest tiene un sonido bastante particular, además, que tiene que ver un poco con la vieja escuela rusa o soviética: instrumentistas acostumbrados a un sonido fuerte, áspero, con personalidad. Los bronces, por ejemplo, tienen un tono muy propio de Europa del Este, poderoso y abarcador".
Quizás las mezcla más curiosa del concierto de hoy será la presencia de dos cantantes polacos, no habituales por estas latitudes. Al respecto, Fromanger dice: "La soprano Joanna Woś y el tenor Tadeusz Szlenkier cantan regularmente en las casas de óperas de sus países. Creo que este cruce de eslavos y ópera italiana será fascinante, sobre todo considerando que puede haber una muy interesante aproximación a la emotividad latina de Verdi o Puccini".