Temple Grandin (66) termina su conferencia en Santiago y apenas baja del escenario es abordada por cientos de asistentes que quieren hablarle o tomarse una foto con ella. Paciente, accede a cada petición.
La estadounidense, diagnosticada con autismo a los cuatro años, se ha convertido en una celebridad gracias a que pese a su condición se convirtió en zoóloga, diseñadora industrial y académica de la U. de Colorado. Precisamente este estatus le ha permitido viajar por el mundo predicando su experiencia, peregrinaje que ayer tuvo su escala en Chile, gracias a una invitación de la Fundación Descúbreme. La experta dio una charla contando su experiencia, y demostrando que el trastorno no es un impedimento para conseguir lo que se desea. Su historia le valió hace tres años que el canal HBO produjera una película con su historia, la que amplificó su fama.
"Espero que mi charla impulse a los chicos a ser lo que quieren", resume tras despedir a la última de sus seguidoras, a quien anima a convertirse en violinista.
En sus conferencias, Grandin relata su experiencia y aconseja a los padres a impulsar a sus hijos desde pequeños. Destaca que hay muchas personas brillantes que tuvieron rasgos autistas, como Albert Einstein o Steve Jobs, y que no les impidió sobresalir.
"Einstein no habló hasta los tres años. De haber vivido hoy habría sido diagnosticado con autismo", dice.
Cuenta que en sus visitas a Microsoft y Google ha notado que la mitad de los mejores programadores están en la parte alta del espectro autista (de alto funcionamiento, con inteligencia normal o incluso sobre la media y pueden manejarse en relaciones sociales), la más leve. "El problema con el trastorno es que tiene un amplio espectro, en un lado tenemos a Albert Einstein o a estos programadores y al otro, a alguien que no puede hablar y está muy discapacitado. Pero son llamados de la misma manera y estoy diciendo que hay muchos niños que son catalogados así, pero no son expuestos a cosas interesantes, como la programación, y podrían ser muy buenos", agrega. "Cada vez que uno usa un smartphone tiene que pensar que una persona del espectro autista hizo esto posible", dice. "Si erradicáramos el autismo no tendríamos quién diseñara smartphones".
Estimulación temprana
Desde pequeña Grandin fue animada a aprender. Su madre nunca se rindió y la impulsó a tener pequeños trabajos en la adolescencia; cuidaba caballos en la granja de su tía y ayudaba a una costurera. Por eso, llama a los padres a que no dejen a sus hijos horas con videojuegos. "Hay que sacarlos de ahí. Hay muchos trabajos interesantes, tenemos que exponerlos a eso y debe empezar en la adolescencia".
Grandin, quien reconoce ser pésima en matemática piensa en 3D, una ventaja para su trabajo. Diseña estructuras para mataderos en que los animales reciben un mejor trato antes de morir, que han sido replicadas por gran parte de la industria, incluso en Chile.
Confiesa que ser reconocida por su trabajo la hace feliz. "Una de las cosas que dio sentido a mi vida fue volverme buena en lo que sabía hacer".