Las elecciones generales realizadas ayer en Grecia dejaron un Parlamento más fragmentado que nunca, con siete partidos que van desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha neonazi, lo cual supone una cuota de incertidumbre respecto a la formación de un nuevo gobierno que haga frente a los compromisos internacionales para salir de la crisis económica.
Por ello es que el saliente primer ministro, Lucas Papademos, solicitó hoy "estabilidad" a las formaciones surgidas de las elecciones legislativas. "Es muy importante asegurar la estabilidad, la confianza y la solidaridad con el fin de concluir los esfuerzos para enderezar la economía", dijo Papadimos al salir de un encuentro con el presidente griego, Carolos Papulias.
Papademos advirtió de que los sacrificios hechos en los últimos años por el pueblo griego pueden perderse si no se consigue esa estabilidad política en el país.
Papulias se reunió durante esta jornada con Antonis Samaras, líder de Nueva Democracia, la formación vencedora en los comicios (18,85% y 108 escaños parlamentarios), y a quien encargó formar un gobierno de coalición. Samaras tiene tres días para conformar una coalición suficientemente fuerte para gobernar. Si no lo logra, el mandato se dará a los líderes del segundo y tercer partidos: la Coalición Radical de Izquierda y el Pasok, los que también tendrán tres días cada uno para concluir sus negociaciones.
NUEVO ESCENARIO
Los dos grandes partidos históricos desde la recuperación de la democracia en 1974, el socialista Pasok y el conservador Nueva Democracia, obtuvieron sus peores resultados y carecen de mayoría para gobernar, y el apoyo de una tercera formación es muy difícil.
Dos posibles opciones, la Izquierda Democrática, que defiende la pertenencia del país a la eurozona, y Griegos Independientes, una escisión de Nueva Democracia que rechaza las políticas de austeridad, han negado la posibilidad de participar en un gobierno de coalición.
Los analistas apuntan que la única posibilidad de lograr cierta estabilidad sería un gobierno en minoría entre conservadores y socialdemócratas que cuente con la abstención de Izquierda Democrática, aunque tal Ejecutivo sería muy débil.
En caso de que los tres partidos más votados no lograran formar una mayoría de gobierno, el presidente griego debería convocar nuevas elecciones, previsiblemente para junio.