Grecia no tiene recursos para pagar la cuota de US$ 1.800 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI) correspondiente a junio, avisó ayer el ministro del Interior de dicho país, Nikos Voutsis, en las declaraciones más explícitas de Atenas sobre la posibilidad de caer en default, recogió Reuters.
"Las cuatro cuotas para el FMI de junio son de 1.600 millones de euros (US$ 1.800 millones). Ese dinero no se entregará y no está allí como para ser entregado", dijo Voutsis al programa de televisión Greek Mega.
El secretario de Estado enfatizó que lo que persiguen es un acuerdo para aplazar el pago. "Lo que estamos discutiendo, en base a nuestro limitado optimismo, es que haya un acuerdo firme con los acreedores para que el país pueda respirar", aseguró.
Poco después, en declaraciones a la BBC, el ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, agregó que : "Hasta ahora nos hemos arreglado muy bien para cumplir con nuestras deudas, pero en un determinado momento, no será posible", indicó la agencia AFP.
No es la primera vez que el gobierno griego advierte de este riesgo, en el marco de las negociaciones con los acreedores internacionales para desbloquear un último tramo de asistencia financiera de 7.200 millones de euros para cumplir con sus obligaciones de deuda y pagar pensiones y salarios, luego de ser marginado de los mercados de capitales.
Austeridad
Según agrega Reuters, a Atenas se le exige que realice más recortes de gasto y reformas para asegurar su financiamiento, pero el gobierno griego se opone a medidas que puedan empeorar su situación y que le impidan recuperarse de la recesión.
Voutsis dijo que el gobierno estaba decidido a luchar contra la estrategia de los prestamistas de "asfixiar al país".
El ministro de Energía, Panagiotis Lafazanis, que pertenece a la facción de izquierda, llamó a la autoridad a preparar al pueblo griego para la eventualidad de que no se logre un acuerdo compatible con sus promesas.
El sábado, tratando de aplacar a la facción de extrema izquierda de su partido, Syriza, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, dijo que el gobierno estaba en la fase final hacia un acuerdo pero que no iban a aceptar "condiciones humillantes".