El movido escenario político del primer mundo vuelve a ser tierra fértil para Green Day. El grupo californiano que a mediados de los 90 revitalizó el punk rock y lo trasladó a los estadios y las premiaciones, para una década después convertirse en uno de los principales críticos del gobierno republicano de su país, por estos días recorre diversas capitales con su Revolution Radio Tour, la gira promocional de su último disco de estudio y una nueva oportunidad para el conjunto de alzar la voz y lanzar consignas contra la clase gobernante estadounidense frente a miles de fanáticos.
Es en el contexto de este nuevo tour planetario que la banda que lidera Billie Joe Armstrong alista su regreso a Chile, luego que una productora local cerrara el acuerdo para traer al trío a Santiago durante la primera quincena de noviembre de este año. Un concierto con fecha tentativa para el domingo 12 de ese mes, cuyas coordenadas definitivas y detalles de venta de entradas se anunciarán a fin de mes.
Por ahora, los encargados de su visita gestionan un recinto capitalino con capacidad mayor a las 14 mil personas, acorde a las dimensiones del actual show de los autores de American idiot, como el Movistar Arena o la Pista Atlética del Estadio Nacional. Incluso, no se descarta el Estadio Bicentenario de La Florida, donde el trío realizó su último recital en Chile, hace siete años.
De hecho, desde su inicio en septiembre pasado en Columbus (Ohio), el Revolution Radio Tour ha recorrido diversos estadios y arenas de Norteamérica y Europa, y por estos días hace lo propio en Oceanía. Tras un segundo recorrido por Estados Unidos que irá de agosto a septiembre, la gira iniciará su tramo sudamericano, el que además de Chile incluiría pasos por Argentina y al menos tres ciudades de Brasil, para terminar en el festival Corona Capital de México, el 19 de noviembre, presentación que fue confirmada ayer por los organizadores del evento.
La era de la idiotez
La de noviembre será la tercera presentación de Green Day en Santiago, luego de dos recordados recitales enmarcados en dos etapas distintas del grupo. Primero, con un debut en 1998 en el Teatro Monumental (hoy Caupolicán), adonde el conjunto llegó en la cima de su popularidad, encumbrados en el estrellato por MTV y meses después de lanzar Nimrod, el último álbum de la popular trilogía noventera que iniciaron con el multiventas Dookie (1994).
Tras un par de temporadas alejados del éxito y de los números azules, el grupo que completan el bajista Mike Dirnt y el baterista Tré Cool encontró un segundo aire en su carrera con American idiot (2001), álbum conceptual y de alto contenido político que los consagró como referentes de una nueva juventud, así como los únicos exponentes del punk californiano capaces de llenar estadios, como quedó demostrado en su regreso frente a más de 25 mil fanáticos chilenos en el Estadio Bicentenario, en 2010.
Desde entonces, han logrado conservar su alcance masivo con una discografía irregular, pero siempre bien recibida por una audiencia multigeneracional y de espíritu crítico, que en los albores de la era de Trump en la Casa Blanca los ha vuelto a alzar como referentes. Un sitial que reforzaron con Revolution radio, donde los dardos apuntan a los medios de comunicación masivos y la "cultura de la violencia" que según sus autores impera en su país.
"Para mí es importante que volvamos a lo fundamental de lo que significa ser estadounidense. Todos venimos de orígenes distintos pero nos unimos y creamos este mundo, una suerte de microcosmos para el resto del planeta. Por eso me parece importante que se sienta ese espíritu de unidad en nuestros shows", dijo Armstrong a Rolling Stone en medio de su actual gira, cuyos extensos shows incluyen, además de éxitos de todos sus álbumes, una interacción constante con la audiencia y toda clase de insultos desde el escenario al presidente estadounidense.