La población de algunas ballenas del Hemisferio Sur no se recuperarán para el año 2100, pues "el daño es más serio de lo que se pensó", destacó un informe preparado por Greenpeace.
En una nueva alerta sobre el peligro de extincion que corren estos mamíferos en este lado del mundo, Estefanía González, coordinadora de Océanos de Greenpeace, enfatizó la importancia de "profundizar la protección de las ballenas para tenerlas de vuelta".
Pese a los esfuerzos mundiales de protección, "la expansión de la salmonicultura en la región austral chilena de Magallanes va en sentido completamente contrario", precisó la activista, al comentar un estudio recientemente publicado por la Universidad australiana de Queensland y el organismo científico CSIRO.
Estos dos centros de investigación analizaron datos de caza, el acceso de los cetáceos a alimentos y los efectos del cambio climático.
De las 83 especies de ballenas que existen en todo el mundo, diez de las de gran tamaño habitan las aguas del hemisferio sur, de las cuales siete se alimentan cerca de la Antártida en verano y crían en aguas tropicales y subtropicales en invierno y primavera.
Todas las especies de grandes ballenas han sido cazadas de manera sistemática, con mayor intensidad entre los siglos XVII y XIX, etapa en que sus poblaciones resultaron seriamente diezmadas.
En 1986, la Comisión Ballenera Internacional prohibió la caza comercial de cetáceos para evitar su extinción, aunque países como Japón lo siguen haciendo bajo la polémica modalidad de "caza científica".
"Nuestra predicción es que la ballena azul (Balaenoptera musculus), la ballena franca austral (Eubalaena australis) y el rorcual común (Balaenoptera physalus) llegarán a menos de la mitad de su número previo a la explotación en 2100 debido al lento ritmo de crecimiento y la intensidad de su caza histórica", pronosticó Viv Tulloch, coautora del estudio.
Para las yubartas (Megaptera novaeangliae), usualmente conocidas como "ballenas jorobadas", que hoy se encuentran en un 33% del número alcanzado antes del período de caza industrial, se estima que podrían recuperarse completamente el 2050.
En el caso de la ballena austral, cuya población se estima se redujo a 300 ejemplares antes de que se implementaran leyes contra la caza de cetáceos, tiene una cría cada dos o tres años, mientras que la yubarta tiene una cada año.
Eva Plagnayi, coautora del estudio, argumentó que "las proyecciones del número de las ballenas del Hemisferio Sur son cruciales para la gestión y conservación y esta investigación contribuye a resolver ciertas incógnitas sobre su recuperación".
Para González, la conclusión es clara: "el daño es más serio de lo que se pensó. Por eso es que debemos profundizar la protección de las ballenas para tenerlas de vuelta".