Francia respondió al cartel. Porque aunque no tenía el favoritismo para el duelo de hoy, desde el inicio de la Euro fue uno de los candidatos. La responsabilidad era total. Por su condición de equipo grande del continente y por ser el anfitrión. También porque cuenta con un gran equipo. Y un hombre, Antoine Griezmann, atravesando por un momento soñado. Y así se metió a la final de la Euro. Su Euro. Y botando nada menos que a la todopoderosa Alemania.
El local tuvo un arranque de partido prometedor, incluso con un tiro del delantero del Atlético de Madrid que obligó a una portentosa atajada de Neuer. Ese dominio, eso sí, duró apenas siete minutos. Fue un espejismo. Porque de ahí en más los germanos se adueñaron de la pelota. Y del partido. También de las mejores ocasiones de gol. Pero entre la impericia de Müller, quien se fue sin anotar en la Euro, y la brillante tarde del meta Lloris, parecía que el descanso llegaba sin goles. Eso ya era injusto para los dirigidos por Löw.
Pero el fútbol, como muchas otras veces en la historia, tenía preparada otra versión. Le dio un golpe a la lógico de lo visto en cancha. Y se sumaron los factores para que eso ocurriera. Porque Hector regaló un tiro de esquina cuando nadie lo presionaba. Porque luego Schweinsteiger, el capitán alemán, en su afán por despejar ese córner, fue con los brazos muy arriba y el juez cobró penal en los descuentos de la primera parte. Y apareció Griezmann. Quién otro que Griezmann, uno de los mejores -o quizás si el mejor de la Eurocopa-, quien no tuvo miedo de pararse frente a la pelota y cobrar el penal que abrió el marcador en el Stade Vélodrome de Marsella. Con ese festejo llegó a cinco tantos en el torneo y está al tope de la tabla de artilleros. Más tarde, eso sí, ampliaría el registro.
Porque en el complemento Francia se acomodó al partido. Y Alemania comenzó a sentir el desgaste. Y Griezmann siguió en lo suyo:Prendido, brillante y con el olfato goleador intacto. Y a pesar de los cambios, Alemania no le encontró la vuelta al partido. Porque aunque intentó y se generó opciones de gol, se encontró siempre con la buena respuesta de la retaguardia francesa o sencillamente no logró embocarla. Encima, los germanos perdieron a Boateng por lesión y su defensa se descompensó. Así Pogbá aprovechó un error, sacó un centro y otra vez apareció Griezmann, tan oportuno como en toda la Eurocopa. Esta vez, con la suela de su zxapato para llegar al segundo personal de la noche y el sexto en el certamen. Fue la lápida definitiva para Alemania.
Porque Francia mantuvo el orden y no permitió que le generaran peligro. Y dejó que los minutos transcurrieran. E incluso el técnico Deschamps le hizo un reconocimiento a Griezmann, quien fue sustituido y recibió la ovación de los miles de hinchas franceses.
Y es que la gente supo agradecer al hombre que metió al dueño de casa a la final de la Euro. Será ante Portugal, pero es otra historia.