Tres supuestos terroristas vestidos con uniformes militares trataron hoy de asaltar el Parlamento de Túnez y tras un tiroteo se refugiaron en el vecino museo del Bardo, donde han tomado varios rehenes, informaron fuentes de Seguridad.
La guardia de Seguridad de la Cámara se dio cuenta de que los tres uniformados no llevaban armas reglamentarias y, al pedirles que se detuvieran, se desató un tiroteo durante el cual los presuntos asaltantes lograron huir hacia el museo, uno de los más importantes de Túnez, según las fuentes.
Decenas de agentes de las fuerzas de Seguridad se han trasladado hasta la zona y han cercado el barrio, en el centro de Túnez, al que en este momento no se puede acceder, según pudo comprobar Efe.
En el momento del intento de asalto, había varias comisiones parlamentarias reunidas, en particular la de Justicia, con el titular del Ministerio a la cabeza, informaron fuentes parlamentarias.
Todos los diputados y otras personas que se encontraban en el interior del edificio han sido evacuados a una misma sala, mientras las Fuerzas de Seguridad y el Ejército han puesto en marcha el dispositivo de alerta máxima de lucha contra el terrorismo.
Según informaron fuentes de Seguridad, ocho personas han muerto en la acción, de los cuales siete son turistas.
Según explicaron testigos a Efe, los asaltantes salieron de la mezquita que hay a medio camino entre el edificio de la Asamblea y el museo del Bardo y dispararon a un autobús de turistas antes de tomar una serie de rehenes y atrincherarse en una estancia del Parlamento que comparte muro con el museo.
Túnez ha sido escenario en las últimas semanas de un repunte de la actividad yihadista en la región de Kasserine, en la frontera oeste con Argelia, zona montañosa que utilizan como bastión radicales locales y también otros prcedentes del país vecino y otros estados de la zona como Mali, Marruecos o Mauritania.
Desde 2012, decenas de guardias nacionales tunecinos han muerto o han resultado heridos en combates o causa de atentados y emboscadas islamistas en Mont Chambi, escenario el pasado julio del peor ataque islamista sufrido por las fuerzas tunecinas, que causó 15 muertos.
A mediados de febrero, cuatro agentes de la Guardia Nacional de Túnez murieron en un ataque de presuntos yihadistas en la región de Kaserine, considerada uno de los feudos de células islamistas radicales afines al grupo Al Qaeda en el Magreb Islamico (AQMI) y a la rama norteafricana del Estado Islámico (EI).
Ese ataque fue reivindicado por "Falamage Okba bin Nafa", considerado uno de los tentáculos de AQMI a lo largo de la endeble frontera entre Túnez y Argelia.
La fragilidad de las fronteras con Argelia y Libia es una de las principales preocupaciones del primer Gobierno pos-transición de Túnez, que ha visto como el yihadismo ha crecido en el país en los últimos años, al abrigo de la incertidumbre política y de la guerra civil libia.
Un precario sistema educativo, unido al alto índice de paro y la falta de esperanzas en una sociedad atrapada por la crisis económica han hecho, además, que las tesis de los radicales islámicos hayan comenzado a calar en una nación conocida tradicionalmente por su modernidad y laicismo.
En la actualidad, Túnez es uno de los países que más nacionales aporta a las filas del EI, con más de 300 tunecinos emigrados a Siria e Irak para unirse a la lucha de Abu Bakr al Bagdadi.