Los principales grupos chiitas en Irak formaron una nueva alianza que excluye al primer ministro del país, dijeron varios legisladores hoy, en una maniobra que hace temer una mayor influencia del vecino Irán de cara a las elecciones parlamentarias de enero.

La nueva coalición incluirá al mayor partido chiita, el Consejo Supremo Islámico apoyado por Irán, y al bloque del clérigo antiestadounidense Muqtada al-Sadr, lo que podría otorgar a Teherán una mayor influencia en Irak justo en un momentos en que los soldados estadounidenses en el país empiezan a retirarse.

Se espera que el último soldado estadounidense abandone Irak antes de finales de 2011.

El partido Dawa del primer ministro Nuri al-Maliki fue excluido de la coalición debido a desacuerdos sobre quién encabezaría la alianza, dijo a The Associated Press Reda Jawad Taqi, un miembro del consejo supremo.

Durante una reunión de último momento el domingo no se consiguió atraer a Dawa a la coalición debido a diferencias de opinión, dijo Taqi. Sin embargo, se deja la puerta abierta al partido de Al-Maliki, dijo el ex primer ministro del país, Ibrahim al-Jaafari.

La nueva formación política representa otra batalla perdida para Al-Maliki, cuyos esfuerzos para reforzar la seguridad del país se han visto oscurecidos por una serie de bombas devastadoras en Bagdad y el norte de Irak en las últimas semanas.

Los atentados más recientes, ocurridos el miércoles, tuvieron como blanco a los ministerios de Finanzas y de Exteriores, donde mataron a unas 100 personas e hirieron a unas 500.

La ola de violencia ha puesto en entredicho la capacidad de las fuerzas de seguridad iraquíes para proteger a los ciudadanos, casi dos meses después de que la mayoría de soldados estadounidenses abandonaran las zonas urbanas.

La coalición anunciada hoy representa un cambio importante para la política chiita del país, que normalmente ha sido dominada por el Consejo Supremo y el partido de Al-Maliki.

Si la nueva coalición impone su poder de forma efectiva, los partidos religiosos chiitas podrían convertirse en la fuerza dominante de la política iraquí. Estos tienen como rival a la minoría musulmana sunita del país, que perdió su control del poder cuando el régimen de Saddam Hussein se derrumbó en 2003.