Para Barack Obama, Guantánamo ha sido un permanente dolor de cabeza. Por eso, en su primer día como presidente, en enero de 2009, solicitó la suspensión de los juicios militares que se llevaban a cabo en la base naval de EE.UU. ubicada en Cuba y el cierre de la cárcel para ese mismo año. Pero hasta ahora, nada de esto ha sucedido y Obama no ha podido cumplir una de sus principales promesas de la campaña de 2008.
El último impasse por Guantánamo tiene que ver con el fallido envío de seis presos a Uruguay. En marzo pasado, el Presidente de ese país, José Mujica, anunció que Uruguay estaba listo para recibir, "sin condiciones" y como personas libres, a seis prisioneros de Guantánamo. Y en mayo, en el marco de su reunión con el propio Obama, en la Casa Blanca, Mujica confirmó este acuerdo e incluso contó que su par estadounidense le había dicho que estaba decidido a cerrar Guantánamo antes de que finalice su mandato, en enero de 2017. Pero el asunto se complicó.
Según reveló ayer el diario The New York Times, en agosto, un Boeing militar C-17 llegó a la base estadounidense en Cuba para llevarse a los presos y trasladarlos a Uruguay, después de 12 años de cautiverio. Pero luego de cuatro días de espera, el avión regresó sin los detenidos.
De acuerdo con esta versión, el Vicepresidente Joe Biden intentó, sin éxito, presionar a Mujica para que cumpliera su palabra, pero éste argumentó que ahora el asunto se le hacía muy riesgoso en términos políticos, debido a las elecciones del 26 de octubre. De hecho, el candidato del oficialismo y favorito, el ex Presidente Tabaré Vázquez, ha bajado en las encuestas.
El gobierno uruguayo salió de inmediato al paso de lo publicado por el Times. A través del prosecretario de la Presidencia, Diego Cánepa, la administración de Mujica aseguró que "en ningún momento se manejó ninguna fecha" para el traslado de los presos.
"No creo que den los tiempos para resolver el tema dentro de los próximos dos o tres meses", reconoció el vocero de Mujica. Cánepa dijo que, efectivamente, como reveló el Times, hubo una conversación con Biden, "pero de ninguna manera hubo presión sobre Mujica". El propio presidente uruguayo dijo en mayo, en una entrevista con la agencia The Associated Press, que "nosotros ya hicimos nuestra propuesta. Es Estados Unidos el que debe decidirse".
Según un sondeo de julio de la empresa Cifra, el 50% de los uruguayos rechaza la llegada de ex presos de Guantánamo, mientras que sólo un 30% la aprueba y un 20% no opina.
De acuerdo con el Times, pese a que el año pasado Obama revivió sus esfuerzos por el cierre de Guantánamo, este año ha liberado a un prisionero. Actualmente, en la cárcel creada por George W. Bush después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 hay 149 detenidos, de los cuales 79 están autorizados para ser transferidos a otros países. En 2003, la prisión llegó a tener 680 reclusos acusados de terrorismo, bajo un régimen que en su momento fue denunciado por Amnistía Internacional.
Obama ha dicho que quiere cerrar la cárcel por su alto costo (US$ 3 millones por detenido al año), pero también el problema es que Guantánamo se transformó en un símbolo antiestadounidense de abusos y torturas. El periodista James Foley, asesinado por el Estado Islámico, fue forzado a usar una vestimenta naranja similar a la que se utiliza en Guantánamo.